martes, 27 de mayo de 2014

El Congo, ayer y hoy


Hace un tiempo, buscando información sobre el imperialismo en África en el siglo XIX, y sobre todo sobre la situación en El Congo en la época, di con este artículo publicado en inglés, y como al final el autor pide su difusión decidí traducirlo y publicarlo. Servirá para conocer lo inhumano del imperialismo de fines del siglo XIX.

Un padre mira las extremidades de su hija de cinco años, que fueron cortadas como castigo por haber cosechado muy poco caucho.


El Congo, ayer y hoy

Escrito por Alex Selwyn-Holmes
10 de febrero de 2011

A finales del siglo XIX y principios del XX la demanda de caucho, indispensable para la creación de llantas para la creciente industria automotriz, se incrementó de forma descomunal, lo que llevó a ciertos países europeos como Bélgica a explotar los recursos naturales de África de forma inhumana bajo el disfraz filantrópico de llevar la civilización a los “atrasados” y “salvajes” pueblos africanos.

El Congo fue la mayor finca privada jamás vista por el hombre en la historia; un gran trozo de África, tan grande como Europa misma, adquirido por el Rey Leopoldo II de Bélgica en 1885. Entre 1885 y 1908, Leopoldo II era el dueño de más de un millón de kilómetros cuadrados del África central (60 veces la superficie de Bélgica).

Viendo un auge en la demanda de caucho, Leopoldo en 1876, fundó la Association Internationale Africaine, una organización “humanitaria” con los más altos ideales (al menos en teoría) para "llevar al interior del África las nuevas ideas de ley, orden, humanidad y la protección de los indígenas", según el Daily Telegraph en 1884. Sin embargo, en realidad su misión era, como confesó en privado el mismo Leopoldo, para labrarse un pedazo del "magnífico pastel africano".

En un principio las revistas populares en Europa como Le Congo Illustré, Voyages et des Belges Traveaux dans l'Etat du Congo Independiente y Etat du Congo hacían un seductor llamado a los europeos con las imágenes de los lugares y las tribus africanas. Sin embargo, ausentes estos la realidad era la vergonzosa explotación que la codicia de Leopoldo había forjado: mutilaciones, esclavitud, asesinatos y el genocidio patrocinado por el estado como una forma de incrementar la producción de caucho.
Trabajadores congoleses muestran las manos cortadas como castigo.
Esta realidad se descubrió, casi por accidente cuando Edward Dene Morel, un empleado de envíos se percató de que las cargas salientes al Congo eran en su mayoría armas y municiones. Morel lentamente recopiló información de cientos de testigos para descubrir la terrible verdad. En su búsqueda tenaz, Morel fue ayudado por un grupo de misioneros que lograron fotografiar algunas atrocidades. La foto más famosa fue quizás la que se muestra arriba, tomada por el Reverendo John Harris y su esposa Alice, quien regresó del Congo en agosto de 1905 para recorrer Gran Bretaña con sus impactantes fotografías, dando conferencias que condenaban la regencia de Leopoldo.

El tema del Congo fue convirtiéndose en una guerra mediática; Leopoldo sobornó a los periódicos para descartar las atrocidades como “viejos cuentos”. Cuando dos ilustres viajeros, en una misión de determinación de hechos fue al Congo, se les mostró tan poco que ambos regresaron con relatos brillantes. Uno de ellos, el vizconde Guillermo Montmorres, publicó un libro sobre los “funcionarios trabajadores y los alegres nativos”. Otra, la editora Mary French Sheldon, se enamoró del capitán de su barco de vapor, y más tarde escribió en el Times, "He sido testigo de más atrocidades en las calles de Londres que .... en el Congo." Además, Frederick Starr, profesor de antropología en la Universidad de Chicago, fue contratado para utilizar selectivamente las fotos, y escribir un texto apologista, "La verdad sobre el Congo " en 1907.
Atrocidades cometidas por europeos
Sin embargo, Leopoldo finalmente perdió la guerra mediática y en noviembre, El Congo fue confiscado o más bien comprado por millones de libras por el gobierno de Bélgica a su rey. Pero la importancia de las fotografías publicadas por la prensa influyeron en la opinión pública como se destacó en la denuncia que Mark Twain hizo en "Soliloquio del rey Leopoldo", donde el envejecido rey se queja de que la incorruptible cámara Kodak fue el único testigo que había encontrado en su larga experiencia que no había podido sobornar. Oportunamente, el libro fue ilustrado con fotografías de los Harris.

Incluso después de Leopoldo y su independencia la situación en El Congo no mejoró, actualmente utilizamos coltán una mezcla de minerales provenientes de la ahora República Democrática del Congo, su principal productor en muchas cosas, incluso en el ordenador o en el teléfono que estás utilizando para leer este artículo. Por esta lucrativa razón, la explotación del Congo sigue siendo una historia poco mencionada, en un mundo donde las cámaras Kodak pueden ser incorruptibles, pero los periodistas y los fotógrafos pueden aún ser amenazados o sobornados. Una nota preocupante es que esto siga ocurriendo a más de un siglo después de que Morel fundara la primera campaña internacional de derechos humanos y la primera ONG del mundo sobre el Congo. En el siglo pasado, lo único que conseguimos fue la transferencia del Congo de una propiedad privada de Leopoldo II a la de muchas empresas. Leopoldo habría estado muy satisfecho con los últimos éxitos que está teniendo el apagón informativo.

Esto no es un enlace descarado, sino más bien una propuesta sincera: sé que algunos fotógrafos y expertos políticos leen este blog, y les pido indagar más sobre el Congo. Para el resto de ustedes, quiero que reposteen o retwitteen este artículo. Creo que la situación en ese país merece más atención. Siempre he querido ir al Congo y constatar por mí mismo e informar de ello, pero al final, el tiempo y los recursos no me lo permiten. Este artículo, sin embargo, es lo mejor que puedo hacer.
Leopoldo II como liana de caucho aprisionando a un trabajador congolés