lunes, 12 de noviembre de 2018

Verdaderamente Durazo

El sexenio de José López Portillo (1976-1982) se caracterizó en un primer momento por el optimismo económico, procedente del descubrimiento de reservas petrolíferas en Tabasco, lo que llevó al presidente a declarar que debíamos prepararnos para administrar la abundancia. Poco duró el gusto, el precio del barril de crudo se desplomó y la deuda, afincada sobre éste, provocó el alsa de las tazas de interés provocando el aumento de la inflación y la necesidad de devaluar la moneda, misma que López Portillo había jurado defender como un perro, lo que le valió el mote que lo acompañaría el resto de su vida: "El Perro". Otra de las características del régimen fue sin duda la corrupción y el nepotismo, que se muestran con dos casos concretos: la colocación de su hijo en la oficina de la Subsecretaría de Programación y presupuesto y a quien se referiría el presidente como "el orgullo de mi nepotismo", así como de su amante, Rosa Luz Alegría, en la Secretaría de Turismo. Para ilustrar la corrupción del sexenio les presento aquí el documental "Verdaderamente Durazo", de Mauricio Katz (2010), en el que nos refiere el compadrazgo -amistad- que llevó a José López Portillo a nombrarlo Jefe de la policía capitalina y como valiéndose de esta situación "El Negro" no dudó en beneficiarse personalmente enriqueciéndose hasta la saciedad por medio de la corrupción.


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