martes, 30 de mayo de 2017

ESBOZO DE HISTORIA UNIVERSAL (Fragmento)



D) Europa de 1848 a 1914

Durante este periodo, el capitalismo llega a ser el régimen económico predominante en todo el mundo. Las grandes potencias suprimen los restos de la organización feudal, o los subordinan totalmente al orden de la iniciativa privada. El desarrollo económico llega a la concentración de capitales y a la formación de monopolios que desplazan de hecho la libre competencia.

Francia

Napoleón III. A fines de 1851, Napoleón III da un golpe de Estado y prolonga su periodo presidencial a 10 años. Al año siguiente, por otro golpe ratificado después por un plebiscito, se hace emperador.

El imperio francés empieza como gobierno absoluto, y va admitiendo poco a poco la intervención de las cámaras legislativas. Al igual que bajo la monarquía burguesa de Luis Felipe, se realizan grandes obras públicas, se construyen ferrocarriles, se impulsa la industria, etcétera. Se llevan a cabo grandes obras de modernización de París; se establece el primer sistema de seguridad social.

Francia participa en varios conflictos internacionales. Aliada a Turquía e Inglaterra, lucha en la Guerra de Crimea contra Rusia. Interviene en Italia, para reducir el predominio austriaco en este país. En 1861, realiza una expedición a México para extender su influencia (Intervención Francesa que culmina con el Imperio de Maximiliano), pero fracasa debido a la enérgica resistencia del pueblo mexicano.

En 1870, Alemania provoca la guerra contra Francia. Napoleón III es derrotado y se proclama la República.

La Comuna. El gobierno provisional republicano se muestra incapaz para defender a Francia de los ejércitos alemanes que la ocupan. Por otra parte, sus medidas económicas perjudican enormemente a la población pobre de París, que carecía de trabajo y de medios de subsistencia, debido a la guerra. Esto provoca una revolución en la capital de Francia, y es proclarnada la "Comuna" el 18 de marzo de 1871. Este régimen existe únicamente algo más de dos meses. Es el primer gobierno que proclama ser el dominio de las clases pobres; aplica varias medidas muy profundas: sustituye al ejército profesional por la Guardia Nacional (integrada por todo el pueblo); proclama la igualdad de la mujer con el varón; establece la escuela obligatoria; inicia una legislación laboral y controla los precios. Todos los funcionarios son electos y pueden ser destituidos a petición de sus electores en cualquier momento, ningún funcionario público deberá recibir un sueldo mayor que el de un obrero especializado. La Comuna es aplastada por el gobierno provisional, con ayuda de las tropas alemanas. La represión es feroz, y miles de trabajadores y de otros comuneros son fusilados y otros deportados a las colonias más insalubres de Francia.

La Tercera República. Lentamente se va consolidando la nueva República. Se establece una constitución parlamentaria; se reafirman los derechos individuales. Se desarrolla la industria pesada, pero Francia sigue teniendo una numerosísima población de pequeños campesinos, quienes dan una gran estabilidad política al país.

Italia

De 1850 a 1870, bajo la dirección de Víctor Manuel II, rey del Piamonte y de su ministro Camilo di Cavour, se realiza la unidad de Italia. En 1859, con ayuda de Francia, los italianos derrotan a los austriacos y los dominios del rey del Piamonte se extienden por el norte y el centro de la Península. Poco después, Garibaldi y sus camisas rojas encabezan una revolución en Sicilia. En 1861, toda Italia, con excepción de Venecia y Roma, está unificada. En alianza con Prusia, los italianos arrebatan Venecia a Austria en 1866. Los franceses protegen los Estados Pontificios, pero tienen que retirarse en 1870 debido a la guerra francoprusiana; así que los italianos ocupan Roma y la declaran su capital. Italia se organiza como monarquía constitucional. Se desarrolla bastante la industria, sobre todo en el norte, pero sigue habiendo una miseria acentuada en muchas partes del país.

Los Balcanes

El Imperio Otomano se encontraba en franca decadencia. En 1908 se produce la revolución de los "Jóvenes Turcos", quienes tratan de modernizar el país. A pesar de que se mantienen en el poder hasta 1918, no logran más que establecer una dictadura militar, que oprime ferozmente a las nacionalidades no‑turcas, mal disfrazada de régimen parlamentario. No hay cambios profundos en la estructura del país.

Uno tras otro, los pueblos balcánicos se rebelan. A través de varias guerras se independizan Rumania y Bulgaria, bajo cierta influencia rusa. Bosnia y la Herzegovina quedan bajo un mayor o menor dominio austriaco. Varias grandes potencias extienden su influencia en la región, sobre todo Austro‑Hungría y Rusia. Para evitarlo, Inglaterra y Francia defienden muchas veces a los turcos. También Alemania busca penetrar en la zona.

La situación en los Balcanes es tan inestable, que se llama a esta península el "polvorín de Europa". Es allí donde se lanza la chispa que habría de hacer estallar la Primera Guerra Mundial de 1914‑1918.

Alemania

Para responder a las necesidades de la creciente industria y del comercio, se organiza una unión aduanal bajo la dirección de Prusia, que abarca a todos los Estados alemanes con excepción de Austria, y que crea un mercado nacional amplio.

El rey Guillermo I de Prusia nombra ministro a Otto von Bismarck, típico representante de los terratenientes de la Prusia Oriental (los "Junkers"). Era un hombre audaz, violento y dispuesto a emplear cualquier medio que considerara conveniente para sus fines. Por medio de varias guerras, logra afianzar la hegemonía de Prusia en Alemania, y eliminar la influencia austriaca. En 1870, con el pretexto de un ofrecimiento español a un príncipe de Hohenzollern para ser rey de España, Bismarck provoca la guerra con Francia. El bien equipado ejército alemán derrota rápidamente a las tropas de Napoleón III.

A principios de 1871, en el Palacio de Versalles, todos los príncipes alemanes reconocen como emperador de su país al rey de Prusia, Guillermo I. Alemania se organiza como monarquía constitucional, con muchos poderes para el emperador.

Rápidamente se desarrolla la industria alemana, hasta llegar a competir con la inglesa en los mercados internacionales. Se organiza un fuerte movimiento obrero y Bismarck, contrariando las opiniones de muchos elementos de su propia clase, implanta determinadas medidas de seguridad social, para evitar que este movimiento adquiera un decidido carácter revolucionario. En su política internacional, mientras Alemania no se fortalece, Bismarck es sumamente cauteloso.

En 1890, el nuevo emperador, Guillermo II cesa al canciller, y se inicia la expansión imperialista de Alemania, que habría de chocar violentamente con Inglaterra y otros países en 1914.

Rusia

Rusia sigue siendo un país de régimen autocrático. El zar tiene un poder absoluto, apoyado en la nobleza terrateniente. Las masas de campesinos viven en la servidumbre, en una gran miseria e ignorancia. En diciembre de 1825, hay una sublevación de intención liberal, la de los "decembristas", que fracasa. En 1861 es abolida la servidumbre. Sin embargo, los campesinos, a pesar de que reciben tierras, obtienen pocas ventajas reales. Empieza a industrializarse el país, aunque la pobreza de los campesinos y las numerosas restricciones dificultan mucho el desarrollo.

Rusia se extiende hacia el sur, conquistando la Caucasia y el Turquestán, donde casi llega a chocar con Inglaterra en los límites de la India. Hacia el oriente va colonizando la extensísima Siberia, región fría pero sumamente rica. Obtiene algunas concesiones de China, pero entra en conflicto con Japón, que también conquistaba en la misma zona. En la guerra ruso‑japonesa de 1905, para gran sorpresa de todo el mundo, los japoneses obtienen una importante victoria y arrebatan a Rusia gran parte de lo quitado a China.

Hacia fines del siglo XIX se introduce la industria pesada en Rusia. Se construyen numerosos ferrocarriles.

Las luchas sociales se van agudizando constantemente. Una nueva revolución en Polonia provoca una represión extraordinariamente dura. Dentro de Rusia aparecen los "nihilistas", que quieren abolir la autocracia por medio del asesinato. A principios del siglo XX se organiza el movimiento obrero encabezado por el partido social‑demócrata que se divide en dos grupos, uno moderado y otro radical; este último toma el nombre de bolchevique y está dirigido por Lenin. En 1905 estalla una revolución que arranca importantes concesiones al zar, quien promete un régimen constitucional, pero una vez aplastada la sublevación popular, los derechos democráticos son abolidos nuevamente. Durante esta revolución adquiere un enorme prestigio entre las masas el partido social‑demócrata y sobre todo el grupo bolchevique, que habría de ser después el partido comunista.

Inglaterra

Desde 1837 hasta 1901 gobierna la reina Victoria en Inglaterra. Prosigue la reforma electoral, que a través de una serie de leyes va estableciendo el sufragio universal y secreto. Con varias luchas, frecuentemente sangrientas, Irlanda consigue su gobierno autónomo. Se organizan fuertes sindicatos, que llegan a tener una gran influencia: basado en ellos, se forma en 1905 el partido laborista.

E) La expansión colonialista

El Imperialismo

El último cuarto del siglo XIX se caracteriza por la aparición del sistema imperialista moderno. La gran industria, más productiva que las pequeñas empresas, va dominando el mercado; los monopolios desplazan la libre competencia y controlan la producción y la distribución de determinadas mercancías. Adquiere importancia decisiva la industria pesada, la fabricación de las "máquinas para hacer máquinas". Las potencias industriales quieren controlar las fuentes de materias primas y asegurar mercados para sus productos. Esto da lugar al imperialismo económico, que consiste en la exportación de capitales de los países altamente industrializados a los de bajo desarrollo, y en su dominio sobre éstos.

Durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX se reparte casi todo el mundo entre las grandes potencias. Los pueblos atrasados y débiles son despojados inicuamente de sus riquezas, muchas veces con método realmente salvajes e inhumanos, escondidos con frecuencia bajo el pretexto de civilizar a los indígenas. También se aprovechan frecuentemente las labores de los misioneros, para tener pretexto de intervenir en otros países.

Inglaterra

La India. Desde mediados del siglo XVIII, los ingleses empiezan a extender sus dominios en la India. En 1857 hay una fuerte sublevación de los cipayos, soldados indígenas comandados por ingleses, que habían conquistado para éstos casi todo el país. El motivo inmediato que provocó la rebelión de estos hindúes fue religioso, pero en el fondo se trataba de una lucha por la independencia del país. Sometida esta revolución, Inglaterra transforma a la India en Imperio, y le impone una sujeción cada vez más estricta. Pero los mismos ingleses, para aprovechar su más rica colonia, fomentan las comunicaciones y una industria nativa, y se forma una burguesía y un proletariado hindúes que, en el siglo XX, exigen y logran la independencia de su país.

Oceanía. El Continente Australiano es usado al principio como una colonia para presidiarios. El descubrimiento de oro en 1851 propicia un rápido desarrollo. Inglaterra somete en luchas sangrientas a los maoris, de Nueva Zelanda; también se apodera de una región de la parte sur de la Malasia.

El África. Los ingleses van penetrando al África del Sur. Luchan contra las repúblicas de los boers, descendientes de holandeses, y los vencen.

El canal de Suez. Egipto era un país semidependiente de Turquía. Un ingeniero francés, Lesseps, obtiene la concesión para abrir un canal del Mediterráneo al Mar Rojo, por Suez, que acortaría muchísimo las rutas entre Europa y Asia Meridional y Oriental. Se le inaugura en 1869. Paso a paso, los ingleses se apoderan de esta vía marítima y de Egipto. Durante algunos años, hay un control común de Francia y de Inglaterra, pero a partir de 1882 predomina Inglaterra. Aprovechando los propios recursos indígenas, conquista el Sudán, contra una fuerte resistencia de sus habitantes.

El imperio británico. Después de la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña redondea su imperio colonial con algunos países del Cercano Oriente que habían pertenecido a Turquía. Domina el Irak (antigua Mesopotamia) y la Península Arábiga. Logra poner bajo su gobierno toda la vía terrestre desde la ciudad de El Cabo en el sur de África hasta El Cairo en el norte. Tiene además otras colonias o dependencias como la India, Malasia, el Canadá y Australia. La administración de estos países no es uniforme; algunos llegan a tener un gobierno propiamente independiente, otros disfrutan de alguna autonomía y otros más son administrados directamente desde la metrópoli como colonias. Todo el conjunto del imperio recibe el nombre de "Comunidad Británica"; está unido por fuertes vínculos económicos y se encuentra bajo la soberanía, más o menos efectiva, del rey de Inglaterra.

Francia

Desde 1830, Francia había iniciado la conquista de Argelia. Después se apodera de Túnez, y hacia fines del siglo, del Sahara y de otras regiones del África Ecuatorial. Casi llega a la guerra con Inglaterra por el dominio del Sudán, pero cede a cambio de que Inglaterra le permita adueñarse de Marruecos. En Asia, Francia conquista la Indochina, después de haber fracasado en su expedición a México.

Otros países

Alemania. Una vez consolidada la unificación imperial de Alemania,este país también se lanza a conquistar colonias, pero se encuentra con que los territorios más ricos ya están repartidos. Alemania se adueña de unas regiones en África Occidental y de otras en la Oriental. También ocupa un puerto chino, que le permite grandes ganancias, por su importancia comercial.

Italia. Italia se encuentra en una situación parecida a la de Alemania. Conquista la Tripolitania, región desértica del norte de África. También se apropia de dos provincias pertenecientes a Etiopía, Eritrea y Somalia, pero fracasa en su intento de conquistar todo este país.
Bélgica. Bélgica se apodera de la región del Congo, donde explota inmisericordemente a los indígenas en el aprovechamiento del hule natural.
España España pierde casi todos los restos de su otrora importante imperio colonial a manos de Estados Unidos. únicamente logra extender su dominio sobre una parte de Marruecos, del Sahara y algunas otras regiones menores.
Otros. Portugal mantiene también algunas colonias, en la India, en la costa de China y en las costas africanas. Holanda posee las ricas islas de Indonesia, donde explota grandes plantaciones de caucho y yacimientos de petróleo, empleando el trabajo de los nativos.

China. Desde la Edad Media, China se encontraba casi totalmente cerrada al comercio con los europeos. Los emperadores chinos permitieron el intercambio comercial con los ingleses en el puerto de Cantón, donde éstos vendían opio, a pesar de la prohibición china. Estalla un conflicto: la "Guerra del opio" (1840‑42). La dispersión feudal y el atraso industrial de China no lo permiten defenderse contra las armas modernas de los ingleses; éstos obtienen el dominio sobre la isla de Hong Kong, la apertura de otros puertos al comercio y una indemnización. Continúa el tráfico de opio.
De 1856 a 1860 hay otra guerra de Inglaterra y Francia contra China, en que obtienen más concesiones. También Rusia y Alemania establecen bases en este país.
Para evitar que alguna de las grandes potencias se apodere totalmentedel mercado chino, los colonialistas implantan la política de la "puerta abierta", que significaba dar libertad de penetrar en China a todos los países industriales. Se producen constantes sublevaciones populares contra la dominación extranjera. La más importante es la de los "boxers", que pone en grave peligro el dominio de los europeos en muchas ciudades chinas; esta rebelión es aplastada y hay una represión sangrienta.

Finalmente, triunfan las tendencias revolucionarias. En 1911 se proclama la República, cuyo principal dirigente es Sun Yat‑sen, quien inicia reformas democráticas.

Japón. En los siglos XV y XVI se habían establecido algunos contactos entre Europa y Japón acompañados de conversiones al cristianismo. En el XVII estos contactos se suspenden casi totalmente, en parte debido a pugnas entre los distintos grupos misioneros, y en parte por el temor de las autoridades japonesas de una excesiva influencia extranjera.
En 1853 y 1854, el comodoro norteamericano Perry, adelantándose a sus rivales ingleses y rusos, obliga a Japón a abrir sus puertos al comercio internacional. Hacia 1870 se produce en el país una revolución ("Meijí") que concentra el poder en manos del emperador. Se crea rápidamente una gran industria, a costa, fundamentalmente, del nivel de vida de los campe sinos. El gobierno envía jóvenes a muchas universidades del mundo, construye ferrocarriles y toma otras medidas de desarrollo económico, sin que se modifique a fondo la estructura social tradicional.
En 1895, Japón entra en guerra con China y le arrebata Corea y Formosa. Diez años después derrota a Rusia. Se transforma así en una potencia en el oeste del Océano Pacífico. A resultas de la Primera Guerra Mundial extiende sus dominios sobre algunas islas que había colonizado Alemania.
Aumenta su penetración en Asia Oriental y en el Pacífico, y expande su comercio internacional. Esto lo lleva a una serie de choques cada vez más fuertes con los Estados Unidos, que culminan en la Segunda Guerra Mundial.

F) Los Estados Unidos de Norteamérica desde su independencia hasta 1914

El desarrollo antes de la Guerra de Secesión

En el periodo de gobierno del primer presidente de los Estados Unidos, Jorge Washington, se forman dos partidos: el federalista, que quiere la preponderancia del gobierno federal, y el republicano, que busca el máximo poder para los Estados. Ambos partidos se turnan en el gobierno, pero el federalista decae pronto y desaparece.
El crecimiento territorial. Al formarse, los Estados Unidos cuentan únicamente con las antiguas trece colonias inglesas, que ocupan una parte de la costa atlántica del continente norteamericano. Paso a Paso van extendiéndose, tanto hacia el oeste hasta llegar al Océano Pacífico, como hacia el sur y el suroeste. El empuje hacia el occidente se realiza a costa de la población indígena. Los pieles rojas defienden sus territorios, pero son exterminados o recluidos en las reservaciones. Entre los factores que contribuyeron a la disminución de la población indígena están las matanzas directas, la venta de bebidas alcohólicas, las enfermedades traídas por los blancos a las que no resistían los indios, y el exterminio de las grandes manadas de búfalos que eran su sustento.
Hacia mediados del siglo, y tras una guerra provocada con este fin, los Estados Unidos arrebatan a México más de la mitad de su territorio, incluyendo Texas (que se había declarado independiente desde 1835, con el apoyo norteamericano) y la Alta California, que se pobló rápidamente al descubrirse oro ahí. La gran riqueza de esta enorme extensión fue una de las bases para el desarrollo de los Estados Unidos.

La paulatina colonización del Oeste tiene gran influencia en la formación del carácter nacional norteamericano: predomina en esta zona el "tipo de la frontera", el pionero rudo, basado en su propia fuerza, que no tiene más defensa que su habilidad. Las facilidades que da el gobierno para colonizar, obligan a los empresarios a mecanizar sus labores y a pagar sueldos relativamente elevados. En esto está una de las causas del vigoroso progreso alcanzado por la industria norteamericana.

Se empiezan a usar los barcos de rueda en los grandes ríos, y se construyen algunas carreteras. Se inventa el telégrafo y se inician importantes vías férreas. Este mejoramiento de las comunicaciones fue decisivo para la colonización de los enormes espacios que se incorporaban los Estados Unidos.

La Guerra de Secesión

Los antecedentes. Las diferencias entre el Norte y el Sur, provenientes de la época colonial, se iban agudizando. Desde la independencia, el Norte se había desarrollado industrialmente, con la ayuda de protecciones aduanales y otras medidas. En el Sur, en cambio, se mantenía el sistema de las grandes plantaciones trabajadas por esclavos negros. Sus productos principales eran el tabaco y posteriormente el algodón. Casi no había blancos pobres en el Sur, porque éstos emigraban al Oeste y se establecían como campesinos independientes. El Norte necesitaba para su progreso un mercado más amplio que no podía ser constituido por los esclavos. También había contradicciones de intereses en la política aduanal. Las malas condiciones en que vivían los esclavos, dieron lugar a una fuerte corriente a favor de su liberación.

En 1860 triunfa el reorganizado partido republicano, con Abraham Lincoln como candidato presidencial. Este era de origen humilde y nunca perdió su contacto con el pueblo. Había sido una de las personas que protestaron por la guerra de agresión contra México. Su programa establecía que los nuevos Estados que se formaran ya no fueran esclavistas; prohibía la trata de negros; todos los hijos de esclavos que nacieran de ahí en adelante serían considerados libres. Esto significaba la exterminación paulatina de la esclavitud. Ante la elección de Lincoln, los Estados del Sur proclaman la secesión (separación) de la Unión, pero Lincoln declara que los Estados Unidos son indivisibles; se hace inevitable la guerra civil.

El desarrollo de la lucha. El Norte tenía mayor población y una industria más desarrollada que el Sur, que era casi exclusivamente agrícola pero que disponía de un ejército mejor adiestrado. Al principio, los esclavistas, bajo la dirección del hábil general Lee, obtienen algunas victorias. Hay varias batallas navales y el Norte logra bloquear los puertos marítimos del Sur. Poco a poco el Norte se va imponiendo. Entre las batallas más importantes está la de Gettysburg, en que el Ejército de la Unión (Norte) detiene un avance de los confederados (Sur). El general Grant, jefe de los ejércitos del Norte, envía a Sherman que logra cortar el Sur en dos y llegar al mar. Es una campaña sumamente cruel, con gran destrucción de bienes. En 1865, el general Lee se ve obligado a rendirse con las pocas tropas que le quedan.

Las consecuencias. Dos años después de iniciada la Guerra Civil, el presidente Lincoln decreta la libertad de todos los esclavos de los Estados sublevados y obtiene un importante apoyo de estos libertos para sus tropas. Después se añadió un artículo a la constitución, prohibiendo definitivamente la esclavitud. El Sur se reconstruye, aunque después de algún tiempo los antiguos esclavistas logran imponer un sistema de discriminación racial, que ha evitado hasta hoy que los negros puedan gozar totalmente de sus derechos democráticos. El propio esfuerzo de guerra hace que el Norte se industrialice más. Se construye el primer ferrocarril transcontinental. Después de su derrota, también en el Sur se introducen con más extensión los sistemas modernos de producción.
Lincoln es reelecto en 1865, pero es asesinado pocos días después, ya terminada la guerra civil, por un partidario fanático del Sur. Sin embargo, su obra ya estaba realizada y no podía ser destruida por ese acto de terrorismo. Lincoln fue uno de los grandes demócratas de los Estados Unidos de Norteamérica. A él se debe la definición de la democracia como "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo".

Los Estados Unidos llegan a ser una gran potencia

La colonización interna. Después de la interrupción parcial que significó la Guerra de Secesión, los Estados Unidos terminan la colonización de su territorio. En gran escala se construyen vías de comunicación: ferrocarriles, canales y carreteras. Se desarrolla enormemente la industria. En las últimas décadas del siglo XIX y en las primeras del XX se forman las concentraciones industriales más grandes del mundo, así como el sistema bancario y comercial más fuerte. Son ejemplos de estas concentraciones económicas empresas como la Standard Oil, una de las principales empresas petroleras del mundo, la American Smelting & Refining Company, las grandes empresas automovilísticas y los grandes trusts (monopolios) del acero. Entre los bancos destacan el Bank of America, el de Morgan, el First National City Bank de Nueva York, el Chase Manhattan Bank. El centro bancario de Nueva York, Wall Street, ha llegado a ser un símbolo internacional de las altas finanzas.

El enorme y bien construido aparato de producción permite proporcionar a extensos sectores de la población un nivel de vida más elevado que el de muchos otros países. Sin embargo, han ocurrido varias crisis que sumieron a la población trabajadora en la miseria durante periodos más o menos largos. Tienen lugar luchas obreras, entre las que destaca la gran huelga de Chicago, que culminó con la condena a muerte y ejecución de algunos dirigentes. Esta lucha, realizada para exigir la jornada de ocho horas, dio lugar a la proclamación internacional del primero de mayo como día del proletariado. Es hasta el gobierno de Franklin D. Roosevelt, en la cuarta década del siglo XX, cuando se establecen medidas de seguridad social.

En el aspecto cultural, es notoria la enorme distribución de libros y de otros medios de difusión; sin embargo, la cultura norteamericana adolece en lo general de una gran superficialidad. Se hace hincapié sobre todo en los adelantos, técnicos.

La población de los Estados Unidos crece enormemente, en gran parte por una fuerte inmigración. Algunos sectores de recién llegados se integran plenamente a la vida de la nación, pero también se conservan muchos rasgos específicos de los grupos nacionales. Afluyen pobladores de todos los países europeos, sobre todo irlandeses y alemanes. También hay inmigración japonesa y china, pero la política de discriminación racial limita considerablemente la llegada de estos elementos, y los orilla sobre todo a desempeñar los trabajos más mal remunerados, principalmente en la costa occidental. Los braceros mexicanos, en muchas partes del Sur, son también mano de obra barata.

Política internacional. En 1869, los Estados Unidos compran el territorio de Alaska al gobierno ruso. El año de 1898 marca el principio de una intensa política mundial estadunidense. En ese año, ocupan las islas Hawaii, con lo que crean una base para transformar el Océano Pacífico en un "lago americano", como pretendía Teodoro Roosevelt. Durante la guerra de liberación de Cuba hace explosión un acorazado norteamericano anclado frente a La Habana. Los Estados Unidos declaran la guerra a España, la derrotan y se apoderan de Puerto Rico y de las Filipinas. Cuba obtiene su independencia, pero limitada por la "Enmienda Platt" que da a los Estados Unidos el derecho de intervenir en sus asuntos internos; esta disposición es abolida apenas en el periodo de gobierno de Franklin D. Roosevelt, de acuerdo con su política de buena vecindad.

A partir de 1821 y cada vez más desde el fin de la Guerra de Secesión, los Estados Unidos intervienen en los asuntos latinoamericanos. Se oponen con cierta frecuencia a las intervenciones europeas pero llegan ellos mismos a la ocupación militar en muchos casos.

La creciente industria norteamericana lleva a su país a aplicar una política de expansión económica para asegurarse mercados y fuentes de materias primas. Sobre todo a partir de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos llegan a ser decididamente el país capitalista más potente e importante del mundo.

G) Latinoamérica desde su Independencia hasta 1914


Desde su independencia y hasta mediados del siglo, tienen lugar numerosas luchas por la organización de los nuevos Estados. Se discute y se pelea por los sistemas monárquico o republicano y por la constitución centralista o federal de las nuevas naciones. La primera de estas cuestiones se resuelve pronto a favor de la república. Agustín de Iturbide, quien con Guerrero había realizado la independencia en México, se hace proclamar emperador. Al poco tiempo una rebelión lo derriba de su trono y se implanta la República en México.
Mucho más larga es la lucha entre federalismo y centralismo. Hay una gran confusión ideológica en la época, pero en lo general los federalistas responden al deseo progresista, mientras que los centralistas son partidarios de conservar la estructura colonial. Destacan un sinnúmero de dictadores en toda la América Latina, como Antonio López de Santa Anna quien fuera once veces presidente de México. El Paraguay, aislado casi totalmente del exterior, está regido por el doctor Francia, hasta 1840. En Argentina desempeña la misma función el dictador Rosas. Muchas veces esos dictadores se caracterizan por su total ausencia de ideología, como en el caso de Santa Anna, que empieza como dirigente de los liberales y, después, según sus conveniencias, toma la bandera de éstos o la de los conservadores. En general, la época se caracteriza por revueltas, golpes de Estado y rebeliones, que no modifican la estructura social heredada de la colonia.

Sin embargo, hay algunos intentos de reforma. El breve gobierno de Gómez Farías en México, en 1833, inicia importantes modernizaciones en la enseñanza, y se plantean nuevamente y con fuerza los problemas entre la Iglesia y el Estado, que existían desde la época colonial. El alto clero, en su mayoría, había participado junto con los realistas en la lucha contra la independencia, mientras que el bajo clero, en gran parte, la había apoyado. Los nuevos Estados, como herederos de España, pretendían tomar en sus manos el patronato sobre la Iglesia, a lo que se opusieron ésta y el Papado. Es hasta bastante avanzado el siglo cuando el Vaticano reconoce la independencia de las naciones latinoamericanas y se empiezan a firmar acuerdos sobre las relaciones entre la Iglesia y los Estados.

En la tercera década del siglo XIX se logra el reconocimiento de los nuevos países por las potencias internacionales, sobre todo por los Estados Unidos e Inglaterra, que ven en América Latina un amplio mercado para sus productos, al que defienden también por medio de la Doctrina Monroe.

En este primer periodo hay numerosas modificaciones de límites y reorganizaciones de países. La América Central, que se había separado de México en 1824, sigue como federación hasta 1838, cuando se divide en los cinco Estados que todavía existen. En 1825 convoca Bolívar a un congreso panamericano en Panamá, para establecer una organización fuerte de todos los países hispanoamericanos, pero fracasa en su intento. Hacia 1830 se divide la Gran Colombia para dar lugar a los Estados de Venezuela, el Ecuador y Colombia. De 1833 a 1839 el Perú y Bolivia forman una confederación.

Tienen lugar varias guerras internacionales, entre las que destacan por su importancia los intentos de reconquista de España, la Guerra de los Pasteles de Francia contra México y, sobre todo, la agresión norteamericana a México en 1847‑1848. Desde el fin de la época colonial, el gobierno español había dado una concesión para que se establecieran colonos en Texas. Pronto hubo conflictos entre ellos y el gobierno mexicano, que se agudizaron con el centralismo despótico de Santa Anna, cuyo gobierno no atendía las necesidades de las provincias del norte de México. Estos movimientos, con la ayuda de los Estados Unidos, llevaron a la independencia de Texas. La incorporación de Texas a los Estados Unidos empeoró mucho las relaciones entre éstos y México, y las hostilidades se iniciaron al pretender los norteamericanos una frontera qué no correspondía a los límites tradicionales. Los invasores norteamericanos derrotaron a México, y éste perdió más de la mitad de su territorio a manos del vencedor.

Hacia mediados del siglo se consolidan la mayor parte de los Estados latinoamericanos; organizan sus sistemas de impuestos y de administración. En esta época predominan gobiernos liberales. El ejemplo más claro es, otra vez, el de México, donde se promulga una constitución liberal muy avanzada en 1857. La Guerra de los Tres Años, entre liberales y conservadores, que estalla luego, lleva las divergencias más adelante; se decreta en forma más radical la separación del Estado y de la Iglesia, y se ponen en circulación las enormes propiedades de ésta última. En Venezuela, hacia fines del siglo, hay un movimiento parecido al liberal de México.

La Guerra de los Tres Años culmina con el triunfo de los liberales mexicanos encabezados por Benito Juárez. La deuda internacional proporcionó el pretexto para una nueva agresión a México, con cuya ayuda trataron los conservadores de recuperar el dominio del país. Se había formado una coalición entre Francia, Inglaterra y España, pero ante el ofrecimiento del gobierno mexicano de reanudar el pago de la deuda internacional, los ingleses y los españoles se retiran; las tropas francesas ocupan el país. A pesar de la resistencia mexicana, se corona emperador de México a Maximiliano de Habsburgo, apoyado por el ejército francés y por los conservadores. Sin embargo, las necesidades de reforma son tan evidentes, que el emperador no sigue una política conservadora sino liberal moderada. El gobierno mexicano, bajo la presidencia de Benito Juárez, continúa la lucha. La expedición resulta tan costosa a los franceses, que éstos prefieren retirar sus tropas y el ejército republicano puede derrotar a las fuerzas del emperador, quien es tornado preso y fusilado en Querétaro en 1867, dando fin a este periodo.

También en Perú hay intentos de reforma por 1850‑1860, pero sin llegar a alterar profundamente la estructura del país. Nicaragua es ocupada temporalmente por Walker, aventurero ligado a los esclavistas de EE.UU. Se plantea el problema de Belice, región ocupada por piratas ingleses y transformada en colonia británica. También en América Central hay algunos intentos de restringir la influencia económica y educativa de la Iglesia, siguiendo el ejemplo de Juárez.

Brasil había empezado su vida independiente como Imperio. En 1830 abdica Pedro I, a favor de su hijo, Pedro II. El gobierno de éste es bastante liberal. Durante su imperio se decreta la abolición de la esclavitud y se concede la libertad religiosa. En 1889, Brasil se transforma en república. Sin embargo, a pesar de estos avances, sigue subsistiendo en el país la estructura semifeudal basada en las enormes haciendas.

De 1865‑70 a 1910‑15 hay una época de paz relativa, que favorece la entrada de los grandes capitales internacionales. Durante el siglo XIX predominan las inversiones inglesas, y hay también capitales franceses, alemanes y otros. A partir de 1900 empiezan a ocupar el primer lugar las compañías norteamericanas, sobre todo en México y en el Caribe. La rivalidad entre los inversionistas se manifiesta en muchas pugnas. En general, hay cierta industrialización en la zona, pero el pueblo sigue en la miseria y en la ignorancia.

Los Estados Unidos provocan que Panamá se independice de Colombia, en 1903, para obtener la concesión de construir ahí un canal. Panamá había llegado a ser muy importante como región de tránsito, al colonizarse California, para lo cual los colonos norteamericanos, bajaban por la costa oriental, atravesaban el Istmo y seguían su camino por el Pacífico. Casi desde la independencia de Colombia se notaban tendencias separatistas de Panamá, que no tenían mayor importancia. Llegaron a transformar a este país en una nación propia hasta cuando obtuvieron el apoyo de los Estados Unidos; su región más importante, la actual zona del canal, está bajo el dominio estadounidense.

La dictadura de Gómez en Venezuela (1908‑1929) tiene un carácter parecido a la porfiriana en México. El factor económico más importante en Venezuela es el petróleo, entregado a las grandes empresas norteamericanas e inglesas.

En Cuba se realizan varias rebeliones contra el dominio español. Durante la lucha iniciada por Martí, en 1895, los Estados Unidos entran a la guerra contra España (1898). Cuba llega a ser independiente, pero los Estados Unidos conservan el derecho de intervenir en sus asuntos si lo consideran necesario (Enmienda Platt).

Venezuela sufre un ataque por varias naciones europeas, que exigen el pago de 100 millones de bolívares por daños que habían sufrido sus nacionales, y por deudas; el conflicto termina mediante el compromiso de Venezuela de pagar cuatro millones. Los Estados Unidos toman en sus manos durante algún tiempo el sistema aduanal y de impuestos de la República Dominicana, y llegan a la ocupación militar de este país de 1916 a 1924.

En general, a principios del siglo XX, los Estados latinoamericanos están organizados y tienen límites bastante bien definidos. En todos ellos subsiste el sistema de las grandes haciendas; los domina una reducida clase propietaria que descansa en una enorme masa oprimida y explotada. Esta situación se combina con la entrada de los grandes capitales internacionales, que se alían a los grupos económica y políticamente dominantes en estos países. El desarrollo capitalista que se inicia, lleva a nuevas contradicciones que habrían de estallar en una serie de luchas. La Revolución Mexicana de 1910 es una de más importantes de éstas.

Tomado de: Juan Brom, Esbozo de Historia Universal, México, editorial Grijalbo.

EL RENACIMIENTO EN FLORENCIA 1420‑1500

El renacimiento del espíritu

Vasari describió las innovaciones y los cambios que se habían llevado a cabo durante el Trecento como una “rinascitá”, un renacimiento. Sin embargo, no fue sino hasta el siglo XIX que se utilizó la palabra “Renacimiento” como término que describía el período de creación artística de los siglos XV y XVI.

El impulso innovador del Renacimiento no sólo se limitaba al mundo artístico. Lo más fascinante para el hombre de entonces era la ideología humanística de la antigüedad: el interés por el hombre, la reflexión sobre Dios y el mundo y el uso de la razón y encontró ese espíritu justamente en los tesoros artísticos clásicos. Roma se convirtió para los artistas en una cantera de formas e ideas. Allí estudiaban las proporciones de la arquitectura de la antigüedad y admiraban las esculturas, que les parecían mucho más vivas y ágiles que todo lo que jamás había producido el gótico, el arte de los godos del norte, un pueblo "bárbaro" según la ideología italiana. A ello había que remitirse si se quería dejar atrás la Edad Media, el período intermedio entre las culturas florecientes.

El centro espiritual y cultural indiscutible del Quattrocento (siglo XV) fue Florencia. Allí vivían y trabajaban los artistas más famosos, que gozaban del mecenazgo de ricas familias de patricios, que hacían de comitentes. Destacó sobre todo la familia de banqueros de los Médicis, que durante generaciones impulsó y marcó la vida cultural e intelectual de la ciudad. Cosimo de Médici fundó la Academia platónica donde un círculo de eruditos estudiaba a los clásicos, y construyó, como más tarde Lorenzo, una biblioteca. La cultura y el interés por el arte eran de buen tono, también los círculos burgueses ponían una atención hasta entonces desconocida en obtener una cultura general amplia. El clima existente era del todo estimulante: se estudiaban los textos de Vitruvio y Euclides y se discutía sobre geometría, poesía y filosofía. Los secretos de la composición artística ya no pasaban confidencialmente del maestro al alumno como en tiempos de Giotto, sino que se discutían abiertamente, también se publicaron las primeras teorías del arte. El artista y escritor León Battista Alberti presentó en 1435 su Tratado sobre la pintura. Alberti consiguió representar matemáticamente los principios de la perspectiva tal y como Giotto la había desarrollado por primera vez en sus obras.

El descubrimiento de la perspectiva

El escultor y constructor de la cúpula de la catedral de Florencia, Filippo Brunelleschi, se dio cuenta algunos años antes que Alberti de que todas las líneas paralelas de la naturaleza convergen ante nuestros ojos en un punto determinado del horizonte. Sobre la base de esta perspectiva lineal, Alberti desarrolló un concepto que permitía la representación espacial de objetos tridimensionales sobre una superficie bidimensional y comparó esta superficie con una "ventana abierta" por la que el pintor mira al mundo. Esta ventana se interpone entre el ojo y el motivo y recoge los rayos que parten de la naturaleza y apuntan como una flecha a los ojos del pintor.

Según esta teoría todos los elementos del cuadro se dirigen al punto de fuga. Alberti calculó las distancias entre las líneas horizontales proporcionalmente a la reducción de las líneas que convergen en el fondo del cuadro y consiguió una retícula en la que los objetos se hacen más pequeños conforme aumenta su distancia. De esta forma se crea un cuadro que se corresponde con nuestra visión tridimensional. El método perspectivo de distribución del cuadro fija la vista en un punto y, por lo tanto, se diferencia considerablemente de la alineación superficial de la perspectiva jerárquica.

Este espacio en el cuadro, que se distribuía mediante una perspectiva central, se corresponde completamente con el espíritu de la época. En un período en el que el interés se centraba progresivamente en lo terrenal, éste complacía la necesidad de una representación fiel de la realidad y satisfacía estéticamente el ideal renacentista de apropiarse del mundo mediante el esfuerzo intelectual. El artista, que dominaba las leyes de la perspectiva central, se presentaba a sí mismo como el "encargado de ordenar el  mundo". En esos momentos la realidad se comprendía intelectualmente y se le otorgaba una nueva configuración sobre la base de las leyes matemáticas.

La ruptura con el pasado

Masaccio fue el primer pintor que se dio cuenta de la importancia del descubrimiento de la perspectiva para la pintura. Hacia 1427 pintó un fresco de la Trinidad en la iglesia Santa María Novella, de Florencia que escandalizó a los visitantes. El efecto espacial que poseía el cuadro se oponía completamente a la costumbre visual de la época: los espectadores llegaron a creer que miraban una capilla colindante. Este sorprendente efecto del fresco La Trinidad no se produce solamente gracias a la perspectiva que poseía la arquitectura de la antigüedad clásica en la que se resaltaban las columnas y el artesonado, sino sobre todo por la proporcionalidad entre los cuerpos y el espacio por lo que puede apreciarse una representación tan real. El hombre y la arquitectura se someten a la misma medida, por lo que están en armonía. Mientras que los personajes en las representaciones de santos más antiguas están rodeadas a menudo por un nicho o un trono que define su volumen corporal, las figuras de Masaccio no necesitan de esta arquitectura que sugiere plasticidad, puesto que se encuentran libres e independientes dentro de un espacio construido de forma compacta y continua, de modo que se da la impresión de profundidad. La plasticidad natural alcanzada gracias al suave contraste de luz ‑otra novedad‑ otorga a los personajes una presencia, independencia e individualidad desconocidas hasta entonces.
Masaccio, La Trinidad.

En el fresco de Masaccio no sólo son importantes los personajes representados sino que el espectador también forma parte de la obra. La composición perspectivolineal causa la impresión de que todo el suceso apunta únicamente a la mirada del espectador, puesto que el punto de fuga se encuentra a la altura de los ojos, en el primer saliente de la cornisa. Gracias al hecho de que las figuras de los mecenas arrodillados ante las pilastras y las de los santos dentro del nicho tienen la misma proporción, la frontera entre lo terrenal y lo divino se concibe con más fluidez. El sarcófago que emerge de la imagen subraya este efecto. De esta forma el arte une el mundo divino y el terrenal. Gracias al ingenio intelectual de la composición, esta representación de santos experimenta una secularización, sin perder por ello el contenido sacro. Al contrario, mediante el carácter inmediato de la representación la pintura se vuelve más enfática. La composición del fresco concebida racionalmente apoya el efecto emocional.

Igual que Masaccio se inspiró en el arte de la antigüedad, también podemos reconocer con facilidad este modelo en Paolo Ucello en su tabla Batalla de San Romano: la plasticidad y voluminosidad de los caballos recuerdan claramente la escultura clásica. La representación de la escena de la batalla, tema muy inusual en aquel tiempo porque no era sacro, surgió por encargo de la familia Médici con motivo de la victoria de los florentinos en el año 1432. Parece que el tema fue para el artista, del que se afirmó que era un fanático admirador y seguidor de la perspectiva, una ocasión ideal para representar correctamente diferentes escenas desde el punto de vista de la perspectiva. A pesar del embrollo de lanzas, caballos y guerreros, la claridad y el orden dominan el cuadro. Uccello muestra mediante determinados elementos la retícula de alineación, que por regla general únicamente estaba presente en la imaginación, haciendo que las lanzas caídas en el suelo apunten al punto de fuga y proporcionando profundidad al primer plano gracias a la disposición diagonal de las mismas.
Paolo Ucello, Batalla de San Romano.
Mientras que los pintores Masaccio y Uccello impresionaban sobre todo mediante el dominio de la perspectiva, el monje de la orden de los dominicos, Fra Angélico, perseguía en sus obras la expresión de los sentimientos humanos. Aunque en la composición del fresco de la Anunciación observa parcialmente las leyes de la perspectiva, en un principio el pintor no se interesaba por este problema artístico. Es más, la intención que perseguía Fra Angélico en sus obras era captar la dimensión sentimental y psicológica de la situación representada. Santa María, que acaba de saber que va a dar a luz al Salvador, está sentada, muy terrenalmente, sobre un taburete en un arcada abierta en medio de un jardín con flores. Esta pintura ya no tiene nada en común con las rígidas madonas pintadas sobre fondos dorados de la Edad Media. A pesar del fondo terrenal, Fra Angélico supo recrear con su delicada forma de expresión un ambiente repleto de devoción y profundamente religioso. La sencillez y la naturalidad del ambiente se correspondían con el ideal de pobreza ascética de los dominicos de San Marco, por cuyo encargo Fra Ángélico pintó este fresco.

Fra Angélico, La Anunciación.

El hombre en el centro de atención: el retrato

El espíritu del humanismo, que sitúa al hombre en el centro del universo, se manifiesta durante el Renacimiento más allá de los tema sacros con la aparición de un nuevo género: el retrato. Al principio los pintores pusieron todo su empeño en buscar la forma de individualización más importante, el rostro, que ofrecía la posibilidad de representar los detalles con precisión y firmeza. El Perfil de una joven, que se adjudica a Antonio del Pollaiuolo, es un ejemplo típico de un retrato pintado a principios del siglo XV. El punto de vista preferido era el del perfil, porque se creía que era la parte que menos se podía embellecer y variar, de forma que podían satisfacerse completamente las exigencias de veracidad y exactitud que regían en aquel tiempo. Aunque los pintores se esforzaban en mostrar al retratado como una personalidad individual, el perfil concede muy poco espacio para recrear una delineación viva o una figuración psicológica del ser. Es más, son tan cerrados que recuerdan los retratos de las monedas y medallas antiguas que, como se ha podido comprobar posteriormente, eran objeto de estudio para los artistas del Renacimiento. No obstante, en la segunda mitad del siglo se impuso cada vez más el retrato de medio perfil, que permitía una caracterización mucho más sutil.

Antonio del Pollaiuolo, Retrato de una joven.


Los pintores miden el mundo

Si hasta el Renacimiento se había visto al artista como un simple artesano, ahora se reivindicaba que debía considerarse la pintura como un arte liberal (ars, liberalis) y no como una de las artes mecánicas (ars mechanica). Esta exigencia no sólo se basaba en el deseo de proporcionar a la pintura una posición social y cultural elevada, como de la que hacía tiempo disfrutaban la música, la retórica y la poesía, sino que también se razonaba desde un punto de vista objetivo asegurando que el artista no se remitía únicamente a métodos científicos anteriores, sino que además contribuía de forma importante a su desarrollo. Realmente solían ser los mejores eruditos, puesto que estudiaban la naturaleza por observación propia y no como sus colegas más instruidos, que se basaban en libros arcaicos que transmitían únicamente un conocimiento aprobado por la Iglesia.

Piero della Francesca poseía uno de estos espíritus investigadores. Lo representaba todo, ya fuera un edificio, un jarrón o un cráneo humano con ayuda de complicados dibujos. Publicó sus descubrimientos en varios tratados, entre los que se encuentra el tratado De la Pintura, pensado como un verdadero libro de enseñanzas. La fuerza motriz que impulsaba a Piero, como a muchos artistas del Renacimiento, era la convicción de que la creación divina se basaba en una geometría perfecta. Él se había impuesto la tarea de investigarla y representarla. No sólo calculaba las construcciones de las imágenes hasta el más mínimo detalle, sino que fue uno de los primeros pintores del Renacimiento que reconoció el efecto de la luz y el significado del mismo en el aspecto de materia y de color.

La técnica de la veladura que Piero había aprendido de los holandeses que trabajaban en la corte de Urbino, proporcionó a sus cuadros una claridad luminosa y, por primera vez, el efecto de una luz natural y diurna. Mediante esta iluminación que capta de igual forma la totalidad de los elementos del cuadro se funden todas las partes en una composición única. También la atrevida representación de la Flagelación de Cristo, en la que el tema principal se encuentra en un pórtico de columnas al fondo, mientras que en el primer plano se observa a un grupo de hombres que posiblemente pertenezcan al círculo de conocidos del autor, se ve unificada por la luz que fluye equitativamente por todo el cuadro.
Piero della Francesca, La flagelación de Cristo.


Piero della Francesca enriqueció la pintura con una nueva dimensión: al espacio, color y cuerpo añadió la luz como nuevo medio compositivo. Y ya no pasará mucho tiempo hasta que la pintura relativamente estática del Quattrocento adquiera el movimiento insospechado del torbellino revoltoso de los elfos bailarines de Botticelli, con lo que los pintores dominan a la perfección los cinco elementos más importantes de la pintura: color, espacio, plasticidad, luz y movimiento.

También en la obra de Andrea Mantegna puede verse con claridad el empuje que dieron los artistas a este desarrollo tan rápido que sólo dura un siglo y cómo se atrevieron constantemente a realizar creaciones más osadas. Este pintor estaba fascinado principalmente por la fuerza sugestiva de la perspectiva, que es capaz de hacer partícipe a quien contempla la obra. Fue el medio que empleó para "conducir la vista y el sentimiento del espectador.

En el Cristo Muerto de Mantegna, es admiradísimo el escorzo del cuerpo sin vida de Cristo, que sigue a quien lo contempla en cualquier posición en que éste se sitúe, produciéndole la impresión de que se encuentra a los pies del hijo de Dios que, con sus heridas abiertas, parece introducirse en la misma habitación donde se halla el espectador.
Andrea Mantegna, Cristo muerto.

Imágenes en movimiento de dioses paganos

Lorenzo de Médici, que llevaba el sobrenombre de "il Magnífico", convirtió la Florencia de los años setenta del siglo XV en la potencia política y cultural más importante de Italia. Había conseguido consolidar su posición, manteniendo la forma de gobierno de la república, de manera que llegó a poseer una autoridad parecida a la de un príncipe y, aunque no formaba parte del gobierno, tenía es sus manos el control de la ciudad. Era una persona de una cultura admirable y destacó como patrocinador y mecenas de los artistas. Uno de sus protegidos más importantes, junto a Miguel Ángel, fue el pintor Sandro Botticelli.

Botticelli posiblemente consiguió atraer la atención de Lorenzo gracias a los temas de sus cuadros, que dejaban entrever un gran conocimiento de la mitología griega. Hasta aquel momento los pintores se habían limitado principalmente a la búsqueda e inspiración de la realidad según el ejemplo de la filosofía antigua. La concepción de la realidad razonada de forma humanista era traspasada a los temas cristianos, que todavía determinaban los temas artísticos. Sin embargo, a partir de la mitad del siglo destacó una nueva concepción de la antigüedad clásica. Entonces se intentó comprender e imitar la antigüedad desde sus propias condiciones. En la segunda mitad del siglo aparecieron progresivamente, junto a representaciones cristianas, escenas pertenecientes a las sagas y al mundo de los dioses griegos.

El Nacimiento de Venus de Botticelli también surge de esta temática. La diosa griega Afrodita (la adaptación romana la convirtió en Venus) surge de una esfera divina, inalcanzable y es arrastrada por la corriente a tierra firme, al mundo real. Este desnudo de tamaño real, con una Venus sensual y ensimismada, es una antorcha encendida en contra del arte incorpóreo del gótico y al mismo tiempo una imagen en la que la llegada a tierra de esta diosa nacida de la espuma se convierte en una alegoría del renacimiento de la humanidad a partir del espíritu de la antigüedad clásica, la gran esperanza del Renacimiento. Sin embargo, este significado más profundo de las pinturas únicamente se revelaba si se concebían como la plasmación de una idea. Esta forma de lectura presuponía una cierta cultura y era justamente esto lo que convertía los temas paganos en un poderoso atractivo para los príncipes terrenales. Con el conocimiento de la historia escondida detrás del cuadro, una representación mitológica podía convertirse rápidamente en una alegoría política o incluso en un paquete ingeniosamente envuelto en alusiones eróticas. Con la posesión de estas obras de arte para "instruidos" se podían demostrar conocimientos amplios y una educación distinguida,‑ virtudes que fueron el instrumento de los ciudadanos eruditos del humanismo para liberarse de las ataduras de los poderes eclesiásticos.

Sandro Botticelli, El nacimiento de Venus.

El mundo de los dioses, Saturno y las ninfas era sinónimo de libertad también para los artistas. Puesto que estos temas no estaban sometidos a ningún canon, ni existía una iconografía determinada que debía seguirse, como en el caso de las representaciones cristianas, el pintor disfrutaba en estos lienzos de una gran libertad que sólo estaba limitada por sus conocimientos en el ámbito de las ciencias: matemáticas, filosofía y literatura. A consecuencia de ello, se otorgó tanto a la pintura como a los pintores una autonomía desconocida hasta entonces: el fundamento del arte ya no era la coherencia religiosa, aunque los temas cristianos todavía dominarán por mucho tiempo la pintura, sino que residía básicamente en las ciencias. De esta forma el pintor, que las dominaba, se acercaba a la posición del científico. El pintor‑artesano se había convertido en un erudito.

Este cambio marca entre otras cosas la frontera entre el principio y el final del Renacimiento, cuyo máximo exponente de "artista‑erudito" fue Leonardo da Vinci.


Tomado de Krauße, Anna-Carola, Historia de la Pintura. Del Renacimiento a Nuestros Días, Colonia Alemania, 1995, Editorial Könemann, pp. 8-13.
 

lunes, 29 de mayo de 2017

LOS PRECURSORES DEL RENACIMIENTO 1300-1420

Los precursores del siglo XIV

    Desde la antigüedad se había considerado siempre la pintura, como el resto de las bellas artes, un oficio. Instituciones y personas distinguidas encargaban a los maestros pintores la elaboración de temas concretos, para un fin determinado, que debían realizar dentro de un plazo de tiempo. No fue hasta hace unos 700 años que    los pintores comenzaron a ganarse lentamente la libertad creadora de dar a los cuadros una finalidad absoluta, o sea, un contenido que iba     más allá del tema en sí.
        En aquel tiempo, en las postrimerías del siglo XIII, los pintores superaron el concepto artístico de la Edad Media y desarrollaron una forma     de representación en perspectiva que caracteriza hasta hoy nuestras costumbres visuales a la hora    de contemplar un cuadro. La tradicional esfera de acción del arte, hasta entonces limitada a la     representación de motivos sacros, se amplió con la evolución del interés general por otros aspectos, el arte abrió sus puertas a temas nuevos.
    Lenta pero progresivamente los pintores comenzaron a liberarse de su condición de artesanos para expresar sus ideas como artistas libres.
    El fundamento de esta nueva concepción que se estaba perfilando fue la gran cantidad de cambios en todos los ámbitos humanos que, en     el último período del medievo, contribuyeron a la formación de una nueva ideología y visión del mundo. Las relaciones comerciales con países lejanos y el vasto intercambio de mercancías deparó a las ciudades, sobre todo en el norte de Italia, riquezas, bienestar y crecimiento. El auge económico despertó la conciencia de sí misma de una burguesía creciente. Orgullosos artesanos y comerciantes reconocieron el valor de sus esfuerzos y las ganancias que podían obtener de los mismos. El hombre ya no se veía como parte de una gran masa, sino que se centraba la atención en el individuo. Las relaciones con ciudades lejanas, así como el intercambio de noticias y mercancías desconocidas, ampliaron el horizonte. La Tierra, de la que todavía se afirmaba que era un disco, se convirtió, al igual que esta afirmación, en un desafío.

El hombre ya no confiaba sólo en la religión y en los conocimientos controlados por el clero; hacía preguntas y deseaba investigarlo todo. Marineros intrépidos se hacían a la mar para descubrir los puntos blancos de los mapas y encontrar tesoros en países desconocidos que multiplicaran la prosperidad y riqueza en sus países de origen. Para ello requerían una ciencia y tecnología terrenales. Muchos inventos de aquella época, como relojes, mapas y muchos aparatos mecánicos, revelan esta necesidad.

A medida que crecía el interés del hombre por el mundo que lo rodeaba, también en la pintura puede observarse una tendencia que apunta a un realismo hasta entonces inusitado. Esta concepción nueva se documenta por primera vez en las obras de Giotto di Bondone.

Escenas de la vida real

Cuando en en el año 1304 Giotto pintó el fresco Lamento por Cristo muerto, los pintores todavía eran considerados simples artesanos. El concepto de “artista”, tal y como lo entendemos actualmente, no existía. Los trabajos más nobles que realizaban eran la confección de pinturas murales en la iglesia, mediante las cuales se transmitía la historia de las Sagradas Escrituras a una población mayoritaria mente analfabeta, o bien se dedicaban a la decoración de altares. De vez en cuando, sin embargo, nobles y burgueses encargaban la realización de retablos. Aunque claro está, los encargos no siempre eran de tanta importancia como el que recibió Giotto de parte de Enrico Scrovegni para decorar la capilla que la familia tenía en la Arena, en Padua. Con frecuencia sólo se trataba de pintar pequeños cromos de devoción, que los señores transportaban en el equipaje. No obstante, esta forma artística “móvil” no llegó a imponerse del todo hasta el siglo XV.

De acuerdo con su posición social de artesano, no solía ser usual que el pintor del Trecento (denominación italiana del siglo XIV) diera la forma que él estimara conveniente a las obras que se le encargaban. Es más, existía un canon de reglas que prescribía cómo debían representarse y reconocerse los personajes del Nuevo y Antiguo Testamento. La disposición de los elementos del cuadro debía seguir una perspectiva jerárquica en la que lo importante se pintaba de gran tamaño y lo secundario, más pequeño. No era nada corriente encontrar representaciones naturalistas que se correspondieran con la impresión visual. El mundo divino, tema principal de la pintura, se entendía como una esfera del más allá, cuya magnificencia y excelsitud se simbolizaba preferentemente mediante un fondo de oro.



Giotto abandonó esta forma de representación tradicional e introdujo un nuevo realismo que captaba al hombre, el espacio y el paisaje de igual forma. En su Lamento por Cristo muerto ya no se estereotipan las figuras según un modelo tradicional, sino que se representan como seres con rasgos personales que tienen sentimientos y sufren, y el fondo de oro se sustituye por un paisaje. Gracias a un primer y segundo plano claramente reconocibles el fresco adquiere profundidad; la superficie se convierte en espacio. Ahora el tema se reconoce al momento y quien contempla la obra ya no necesita recomponer una a una todas las piezas tal como sucedía cuando el pintor se valía de la perspectiva jerárquica. Esta nueva concepción convirtió al artista en un personaje famoso aún en vida. Dante Alighieri, un contemporáneo suyo, dedicó unos versos de alabanza al alumno del gran Cimabue en la Divina Comedia, una obra escrita, en consonancia con el regreso colectivo hacia lo terrenal, en italiano vulgar y no en el latín eclesiástico usual hasta entonces: “Credette Cimabue nella pintura, /tener lo campo, e ora ha Giotto il grido / sí che la fama di colui è scura”.



Junto a Giotto, otro de los pintores preocupados por captar el realismo en sus obras fue Ambrogio Lorenzetti, contemporáneo suyo. Con una gran pasión por el detalle creó una representación de su próspera ciudad natal para el Palazzo Pubblico de Siena. Aunque el estilo lineal y gráfico de Lorenzetti se diferencia notablemente de las composiciones monumentales de Giotto, dispuestas en bloque, se cree que Lorenzetti conocía las reglas fundamentales de Giotto sobre la representación del espacio. En este fresco la plaza, que se encuentra en primer plano, se convierte en el escenario, mientras que la arquitectura gradual y con un considerable nivel de perspectiva otorga a todo el fresco una profundidad espacial. No obstante, la epidemia de peste que tuvo lugar en 1348 y que también acabó con el esplendor de Siena, se llevó consigo todo el conocimiento de la perspectiva, que por aquel entonces sólo se transmitía de forma oral. No fue hasta cien años más tarde en que fue redescubierta por Masaccio y a lo largo de todo el siglo XV fue investigada matemática y científicamente por los artistas, que la llevaron a su máximo esplendor.



Puesto que el realismo de Giotto ha influido en todas las generaciones posteriores de pintores, el pintor y escritor Giorgo Vasari lo calificó de “padre de la pintura”. Vasari escribió en 1550 la biografía de los artistas italianos más conocidos y de esta forma redactó la primera historia del arte de la humanidad. El hecho de que Giotto encabece la lista de pintores de la Edad Moderna que se describen en la Vida de los más eminentes pintores, escultores y arquitectos italianos es del todo acertado, porque su concepción no sólo introdujo la tridimensionalidad en la pintura sino que también fue el primer artista que firmó su obra. Con este signo de individualidad creadora puso en marcha un desarrollo, cuya consecuencia fue que los pintores comenzaran a valorarse a sí mismos como algo especial, distanciándose de la tradicional idea del artesano.


Tomado de Krauße, Anna-Carola, Historia de la Pintura. Del Renacimiento a Nuestros Días, Colonia Alemania, 1995, Editorial Könemann, pp. 6-8.