lunes, 20 de mayo de 2019

Imperialismo Siglo XIX

Decadencia del imperialismo a principios del siglo XIX

Al principiar el siglo XIX hay una serie de factores que determinan la decadencia del imperialismo.

1. La independencia de Estados Unidos.

Al independizarse las trece colonias inglesas en América a fines del siglo XVIII, Inglaterra perdió la más poblada de sus colonias, y un nuevo país independiente, de origen europeo, destinado a la grandeza, apareció en el Continente Americano. Inglaterra vio terminado no sólo el dominio político sino también el económico al romperse el monopolio comercial que ejercía sobre estas colonias.

2. Pérdida de España de sus colonias en América.

En el lapso comprendido entre 1810 a 1826, España perdió casi todas sus colonias en América. La vida económica española se resintió considerablemente al perder su gran imperio colonial, sobre el que descansó por mucho tiempo la supremacía de España en el Continente Europeo. Mientras tanto, en los países independientes la vida económica se intensificó; se establecieron relaciones comerciales entre las naciones hispanoamericanas entre sí y con los Estados Unidos y Europa.

3. Oposición del liberalismo económico al colonialismo.

Los movimientos de independencia en América se debieron en gran parte a las restricciones mercantilistas de las naciones dominadoras que impedían el libre comercio en sus colonias. El caso típico de la eficacia del liberalismo económico es el de Inglaterra y Estados Unidos; su comercio fue más próspero para ambas cuando esta nueva nación obtuvo su independencia.


Resurgimiento del imperialismo a partir de la década de los setentas del siglo XIX

Son muy diversas las causas que contribuyeron al resurgimiento del imperialismo y al afán de obtener posesiones coloniales de ultramar a partir de 1870. Entre ellas figuran las siguientes:

1. Económicas.

La Revolución Industrial había mejorado notablemente los medios de transporte y de comunicación entre los pueblos. También había mayor demanda de materias primas y de mercados en los que podían venderse los artículos fabricados. Así que las naciones se afanaron por asegurarse mercados para la adquisición de materias primas, como mercados para el consumo de los productos elaborados en sus fábricas: esto es lo que se denomina imperialismo económico.


2. Sociales.

Algunos gobiernos pensaron que las colonias se convertirían en regiones hacia las cuales podría emigrar la población sobrante. Muchos negociantes, inversionistas; bancos y compañías, estaban convencidos de que las colonias les ayudarían a realizar grandes ganancias y algunos estadistas ambiciosos creyeron que podían aumentar su prestigio mediante la expansión imperialista de su país.

3. Políticas y militares.

Los jefes de gobierno consideraron que adquiriendo nuevas colonias podrían afianzar el dominio que ejercían sus respectivos países en el extranjero, aumentar su poderío militar y fortalecerlo en caso de guerra.

4. Nacionalistas.

Durante el siglo XIX los sentimientos nacionalistas impulsaron a los diversos pueblos a que sus respectivos países sobresalieran por la extensión de su imperio. El Imperialismo se consideraba como un símbolo de triunfo.

5. Filantrópicas.

Muchos hombres pensaron que su país tenía el deber de educar y “civilizar” a los habitantes de otras regiones de la tierra. Otros grupos, movidos por el celo apostólico, quisieron propagar el cristianismo entre los demás pueblos del mundo. Todas estas causas propiciaron las actividades imperialistas en el Extremo Oriente, África, la América Latina y otros lugares Así fue como los negociantes y los soldados de Inglaterra, Francia, Alemania y otros países, llevaron el dominio europeo y las formas de vida occidental a los pueblos más lejanos de nuestro planeta.


Reparto del África Tropical entre los países europeos

África Tropical atrajo la atención de los países europeos el siglo pasado, ya que en este fascinante continente había ricos yacimientos de diamantes, oro y cobre, y oportunidades comerciales sin límite. Y había pueblos que parecían ser presa fácil para los europeos, cuya ambición era aumentar sus posesiones y sus riquezas o establecer reformas. Hacia el año de 1870, África se convirtió en el blanco principal del imperialismo europeo.

El África Tropical que abarca la mayor parte del centro de este continente era un misterio para la civilización. Los ingleses Speke, Burton y Baker descubrieron las fuentes del Nilo entre 1860 y 1864. Otros muchos viajeros, alemanes como Barth y Nachtiegal, por una parte, y el francés René Caillé, por otra, fueron los primeros en explorar los vastos desiertos del Sahara; Binger Foureau, Monteil y Lamy, franceses, exploraron la región de las estepas del Sudán y descubrieron el río Níger y el Lago Chad. El inglés D. Livingstone, el francés Brazza y el americano Stanley descubrieron y exploraron al sur del Sudán, las regiones forestales ecuatoriales regadas por el gigantesco río Congo. Y cuando el secreto del África Tropical quedó descubierto, principió el reparto del continente. Las potencias europeas compitieron entre sí para apoderarse de los territorios que descubrían y explotaban; entre éstas estaban lnglaterra, Francia, Alemania y Bélgica.

Una de las adquisiciones más importantes en el reparto fue el dominio del Congo, cuyo territorio era ochenta veces más grande que Bélgica y fue declarado posesión particular del rey Leopoldo II.

Los franceses establecieron sus colonias a lo largo de las regiones costaneras del Senegal, Dahomey, la Guinea Francesa y la Costa de Marfil; luego penetraron en el área del desierto del Sahara. Con el tiempo, formaron un gran imperio en el África Occidental Francesa.

Los alemanes entre 1884 y 1891 se apoderaron de Togo, África Suroccidental Alemana y el Camerún. La Gran Bretaña, considerada por muchos alemanes como su rival más peligrosa, fundó la importante colonia de Nigeria y otras más pequeñas en la costa occidental.

Tanto los alemanes como los ingleses compitieron también por el dominio del África Oriental.


La situación de África del Norte

Franceses, ingleses e italianos rivalizaron para obtener concesiones que les permitieran explotar África del Norte. Francia invadió Argelia con pretextos políticos y militares: una vez sometidos los argelinos en 1871, invadió Túnez (1881) y lo ocupó como su colonia. La división de África entre varias potencias europeas trajo consigo frecuentes amenazas de guerra que se resolvieron mediante alianzas y tratados hasta que se originó la Primera Guerra Mundial en 1914, después de la cual muchos de los imperios coloniales desaparecieron, para hacer un nuevo reparto del mundo entre los vencedores.

A mediados del siglo XIX Egipto todavía era parte del Imperio Otomano, pero cada vez funcionaba más como un país independiente. Durante el gobierno de Ismail, quien era un individuo ambicioso que deseaba europeizar a Egipto, parecía que el país marchaba hacia una completa independencia. Ismail adoptó el título de khedive o virrey e inició proyectos muy ambiciosos, como ferrocarriles, líneas telegráficas y la modernización de los puertos. Pero Ismail fue también el manirroto más famoso de su época y gastaba dinero en forma muy desordenada. En esta forma se fue endeudando terriblemente con bancos europeos en los cuales conseguía préstamos a intereses exorbitantes.

Egipto adquirió una importancia especial el año de 1869 al abrirse el canal de Suez. Esta obra fue construida por una compañía francesa y financiada en gran parte por el khedive. Los ingleses no mostraron en un principio mucho interés por la obra, pues no creyeron que funcionara. Pero tan pronto como se abrió se dieron cuenta de que su control era importante, ya que era la ruta vital para su imperio en la India. El año de 1875 Ismail, imposibilitado para pagar los intereses de la deuda, vendió sus acciones del canal al gobierno inglés.

Pero las finanzas del khedive se encontraban tan revueltas que al año siguiente, tuvo que ponerlas bajo un “control dual" de Francia e Inglaterra.

Tres años después, fue depuesto al tratar de desalojar a los extranjeros y su sucesor tuvo que someterse al control dual; esto provocó una rebelión de algunos de sus súbditos. Los franceses se negaron a usar la fuerza, pero los ingleses bombardearon Alejandría, desembarcaron un ejército y restauraron al khedive. Este, de aquí en adelante, fue manejado totalmente por los ingleses y Egipto de hecho se convirtió en un protectorado de Inglaterra.

Por lo tanto, para el principio de la Primera Guerra Mundial, África había quedado repartida entre las naciones europeas. Las únicas excepciones eran Abisinia y Liberia. El primero de estos países logró conservar su independencia al derrotar, el año de 1896, a los italianos que lo quisieron conquistar. Liberia se formó con negros que habían sido esclavos en los Estados Unidos, cuya libertad había sido comprada por ciertas sociedades benéficas y luego trasladados a un territorio que habían adquirido en África, por lo que este país estaba hasta cierto punto protegido por los Estados Unidos.


El imperialismo en China

China fue una de las naciones más afectadas por el imperialismo europeo. Los ingleses particularmente tenían un gran interés en comerciar con el Imperio Chino, cerrado desde hacía siglos al comercio europeo. Los ingleses, amos de la India, deseaban mayores derechos para comerciar con la China que les imponía muchas restricciones. A pesar de ello, por medio del contrabando introducían en China grandes cantidades de opio. El gobierno chino, al ver las consecuencias fatales de esta droga, hizo arrojar al mar miles de pacas de opio. Inglaterra en respuesta le declaró la llamada Guerra del Opio (1839-1842). Los chinos fueron vencidos fácilmente por el ejército invasor. El gobierno chino tuvo que pedir la paz, firmándose el Tratado de Nankín (1842) con las siguientes estipulaciones:

  1. Cesión definitiva de la isla de Hong Kong a Inglaterra (aún ahora la sigue conservando).
  2. Apertura de cinco grandes puertos chinos, principalmente Cantón, Shangai, para el comercio y el establecimiento de los extranjeros.
  3. Admisión de cónsules europeos en China.
  4. Liberación de los prisioneros ingleses y pago de una fuerte indemnización de guerra.
Los Estados Unidos, Francia, Bélgica, Prusia, Holanda y Portugal pidieron y obtuvieron privilegios. Además, lograron el derecho de extraterritorialidad, esto es, el derecho de los extranjeros de ser juzgados en tribunales propios, de acuerdo con sus propias leyes, por delitos cometidos en China; lo cual indignó a los chinos al sentir reducida su soberanía dentro de su propio país. En 1856 Inglaterra y Francia comenzaron una nueva guerra con China; los europeos salieron victoriosos y consiguieron que se abrieran diez puertos más al comercio extranjero; se permitió a los europeos viajar por el interior del país, se legalizó el comercio del opio y se dio protección a los misioneros extranjeros.

Con estas infortunadas guerras, la dinastía Manchú fue perdiendo prestigio y hubo rebeliones contra ella y contra los extranjeros; pero las naciones occidentales seguían tratando de afirmar y ensanchar sus posesiones dentro de China ya que se construyeron ferrocarriles y se tendieron líneas telegráficas. Algunas tropas se organizaron a la europea, pero los chinos siguieron mostrándose hostiles para con los blancos; apareció un fuerte sentimiento nacional y en 1900 estalló por fin la lucha. Una sociedad secreta, los boxers, que asesinaron a cerca de 300 extranjeros, sitiaron las legaciones extranjeras y atacaron a los chinos cristianos.

Las potencias occidentales enviaron una expedición conjunta en auxilio de los que se encontraban sitiados en Pekín. Los soldados extranjeros saquearon la ciudad, los boxers fueron sometidos y China fue obligada a pagar una fuerte indemnización y a conceder a las naciones extranjeras mantener fuerzas armadas en Pekín y en Tientsin. En los tratados firmados entre China y los países extranjeros favorecieron en mucho a los últimos, pero los chinos, como nación, era respetada su integridad, abandonándose la idea de reparto.

El gobierno se dio cuenta de que China debía modernizarse para conservar su “independencia” y progresar; entonces se aprobaron muchas de las reformas propuestas por el emperador. Se establecieron escuelas oficiales que enseñaban inglés y otros estudios occidentales, así como los asuntos chinos; y muchos jóvenes fueron enviados a estudiar a América y Europa. Se intensificaron el comercio y la industria, otorgando más concesiones a los extranjeros y se prohibió el tráfico del opio.

Hubo grandes reformas en el aspecto administrativo del gobierno y así fue como China fue adquiriendo los elementos de la civilización occidental que la fueron llevando a estar a la altura de una nación moderna occidental; una revolución que estalló en 1911 suprimió la ancestral monarquía china y proclamó la república en 1912.


Resultados del imperialismo


El imperialismo ha tenido múltiples consecuencias o resultados en las relaciones internacionales y en el desarrollo económico y cultural de los pueblos; entre las más importantes están las siguientes:

1. Países como Inglaterra, Francia, Holanda, Rusia, Bélgica y otras naciones europeas, así como Japón y los Estados Unidos; extendieron su dominio económico y algunas veces político sobre otras regiones de la tierra que no eran su propio país.

2. En los lugares donde se ejerció dominio, es decir en las colonias, se incrementó el comercio con las naciones extranjeras y se explotaron en gran escala los recursos naturales de cada región; además, se propició la inversión de capitales en países coloniales. Los beneficios, como es de suponerse, eran siempre mayores para los capitalistas extranjeros que por lo general formaban parte de poderosas compañías.

3. Algunos países imperialistas pusieron especial cuidado en mejorar la salud, la educación y el bienestar social de los pueblos coloniales, propiciando el progreso de muchos de ellos.

4. La vida de los continentes Asiático y Africano se vio modificada por los países de cultura avanzada; se introdujeron los adelantos técnicos en materia de transporte y de comunicación; otro tanto se vio afectada Europa por las culturas de pueblos de Asia y África.

5. Los conocimientos sobre geografía, ciencias biológicas, antropología, etnografía, etc., aumentaron considerablemente al explorarse y conocerse nuevas tierras sobre todo en el Continente Africano.

6. La intercomunicación entre los diversos pueblos y culturas favorecieron su acercamiento y el conocimiento de los diversos credos religiosos existentes en el mundo, despertándose el deseo de penetrar en los dogmas de otras religiones y a muchos les permitieron afirmar más el credo que profesaban.

7. Las ambiciones y rivalidades imperialistas han traído como resultado frecuentes y terribles guerras entre las grandes potencias por la posesión y explotación de las colonias, con las necesarias consecuencias de provocar la miseria y el odio entre los pueblos explotados.


Fuente: Isidro Vizcaya Canales y Etelvina Torres Arceo; Historia Mundial Contemporánea 1871-1974, México, Secretaría de Educación Pública, 1983. pp. 22-26, 29-30.


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