martes, 26 de mayo de 2020

La Reforma y el Segundo Imperio

El triunfo de la Revolución de Ayutla sobre Santa Anna supuso el triunfo momentáneo de los liberales —sobre los conservadores— que entre 1855 y 1857 impulsaron una serie de reformas que consideraban necesarias para la pacificación del país, así como para equilibrar las finanzas públicas y lograr la anhelada estabilidad política, y estas reformas pasaban necesariamente por disminuir el poder de la Iglesia mexicana y el ejército, lo cual enardecía los ánimos conservadores.

Mural de Diego Rivera

    • La Ley sobre la Administración de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación, del Distrito y Territorios también conocida como Ley Juárez, fue promulgada el 23 de noviembre de 1855. En esta se restringía el poder de los tribunales tanto eclesiásticos como militares a intervenir solo en sus propios asuntos y no en las decisiones del gobierno.

    • La Ley Lerdo como se conoce a la Ley de Desamortización de las Fincas Rústicas y Urbanas de las Corporaciones Civiles y Religiosas de México, fue expedida el 25 de junio de 1856 por el presidente Ignacio Comonfort, y como su nombre lo indica expropiaba a favor de los respectivos inquilinos y arrendatarios las propiedades de la Iglesia y los pueblos indígenas.
     
    • Por su parte, la Ley de Obvenciones Parroquiales, también conocida como Ley Iglesias —por su autor José María Iglesias— expedida entre enero y mayo de 1857, regulaba el cobro de derechos parroquiales —el “diezmo” y cobros por bautismos, bodas, actos funerarios, etcétera.—, impidiendo que se exigieran a quienes no ganaran más que lo indispensable para vivir, e imponía castigos a los miembros del clero que no la observaran.

Para 1857 los liberales promulgaron la Constitución que fue considerada como demasiado radical por la sociedad conservadora, pues integraba estas leyes y seguía la línea de limitar los derechos de la Iglesia y el ejército, así como establecía por primera vez en la historia política del país la libertad de cultos, la libertad de prensa, de asociación, la enseñanza laica y el federalismo. La Constitución fue promulgada el 5 de febrero y entró en vigor en septiembre de 1857; por ella y debido a su triunfo en las elecciones el nuevo presidente fue Ignacio Comonfort y, por disposición de la misma, si este hiciera falta sería sustituido por el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, que a la sazón era Benito Juárez.

Gral. Félix Zuloaga


En diciembre del mismo año un levantamiento conservador, con el obvio apoyo de la Iglesia, al mando del general Félix Zuloaga desconoció la Constitución al tiempo que se proclamaba presidente. Por su parte Comonfort, considerando que la Constitución había ido muy lejos, decidió apoyar la insurrección que al desconocer la Constitución desconocía su investidura, así de facto se desconocía a sí mismo, por lo que los liberales lo rechazaron, lo mismo que los conservadores, y no le quedó más remedio que abandonar el país, quedando Juárez como presidente. La situación tuvo nuevamente que resolverse mediante las armas en una guerra que duró tres años —lo que dio nombre a la misma: “Guerra de Tres Años”, aunque también se le conoce como la “Guerra de Reforma” por ser estas leyes las que le dieron origen y otras más se expidieron durante la misma—.

Entre las Leyes de Reforma destacan:
  • La Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos, que modificaba la Ley Lerdo adjudicando ahora la expropiación de los bienes al Estado y no a los inquilinos y arrendatarios. La idea era ponerlos a la venta para fomentar la pequeña propiedad y allegar al mismo tiempo recursos al Estado.
  • La Ley del Registro Civil, que expedida en 1859 quitaba el control de llevar el registro de nacimientos, matrimonios y defunciones a la Iglesia y se lo brindaba al Estado.
  • La Ley del matrimonio civil, que como su nombre lo indica establecía el matrimonio como un contrato civil que debía verificarse ante el Estado y no necesariamente ante la Iglesia.
  • La Ley de Libertad de Cultos, proclamada en 1860, que establecía la libertad de culto y el rechazo a la imposición religiosa.
  • La Ley de Extinción de las Comunidades Religiosas, expedida en 1863, en que se decretaba la extinción de comunidades religiosas, que solían imponer sus demandas y ejercían la privación ilegal de la libertad de las personas.
Algunos efectos prácticos de estas leyes fueron la secularización de los cementerios, con la que se quitaba la administración de éstos a la Iglesia —lo que suponía la entrada de recursos económicos al Estado—, así como la enseñanza laica, pues se establecía específicamente en el artículo 3o de la Constitución que ninguna orden o congregación religiosa como tal pudiera impartir instrucción en México. Pero sin duda el principal efecto de la Reforma fue la separación entre la Iglesia y el Estado.

Ambos bandos buscaron la ayuda de intereses extranjeros para ganar la guerra y como era de esperarse los conservadores lo hicieron contratando préstamos con bancos europeos —suizos— que se sumarían a las exigencias francesas que a la postre esgrimiría la potencia para justificar su invasión del país. Por su parte los liberales firmaron con los Estados Unidos el conocido Tratado McLane-Ocampo en el que a cambio de ayuda económica comprometían el paso a perpetuidad por el Istmo de Tehuantepec, así como el paso de Guaymas a Nogales —los estadunidenses buscaban un paso estrecho que hiciera más fácil el traslado de tropas, enseres y mercancías de una a otra de sus costas, abreviando tiempo y reduciendo los costos, lo cual lograrían después fomentando la separación de Panamá de Colombia, y financiando la construcción del Canal de Panamá en 1914, quedándose con los derechos y la administración que sólo entregarían hasta 1999—. Por suerte el acuerdo nunca fue ratificado por el Senado de Estados Unidos porque, debido a la guerra de secesión, podía fortalecer a los estados separatistas del sur. Sin embargo sirvió para que los Estados Unidos reconocieran al gobierno de Juárez y consecuentemente se derrotara a los conservadores.

Tratado McLane-Ocampo
Finalmente los liberales vencieron a los conservadores hacia 1861. Sin embargo, la precariedad económica del Estado obligó a Juárez a suspender momentáneamente el pago de la deuda externa, lo que motivó a los países acreedores —con excepción de los Estados Unidos— a intervenir en México. Así entre diciembre de 1961 y enero de 1862 flotas francesas, inglesas y españolas fondearon en aguas del Golfo de México y desembarcaron en Veracruz toda vez que tomaron el control de las aduanas del país. De inmediato el gobierno de Juárez destacó al Ministro Manuel Doblado a conferenciar con las tropas invasoras llegando un acuerdo con el General Prim —representante de la alianza invasora— con lo que las armadas inglesa y española se dieron por satisfechas y se retiraron del país, no así la fuerza francesa que contrariamente avanzó hacia la capital del país, no quedándole más remedio que defenderse. Fue entonces cuando se llevó a cabo la Batalla de Puebla del 5 de mayo de 1862 en que las tropas mexicanas al mando del General Ignacio Zaragoza pudieron detener el avance francés momentáneamente, lo cual le valió el descrédito y la destitución al general francés al mando —el Conde de Laurencez—. Sin embargo el ejército francés fue reforzado y finalmente tomó la capital y el país, donde estableció un protectorado francés al mando del Archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo, quien fue coronado como nuevo emperador del Imperio Mexicano.

Maximiliano de Habsburgo

Entre 1860-1861, una comisión de ciudadanos conservadores mexicanos encabezada por José María Gutiérrez de Estrada, José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar y Juan Nepomuceno Almonte, negoció con el emperador francés Napoleón III una nueva intervención en México y la implantación una monarquía constitucional. Se decidió que el candidato ideal para el trono del Imperio Mexicano era Maximiliano de Habsburgo, a quien no fue fácil convencer, pues pidió pruebas de que el pueblo de México lo requería, por lo que se levantaron las famosas “Actas de Adhesión al Imperio”, en las cuales le mostraban miles de firmas de mexicanos que lo demandaban. Finalmente Maximiliano aceptó el ofrecimiento y tras firmar los Acuerdos de Miramar, en que Napoleón se comprometía a mantener el ejército de ocupación hasta que Maximiliano se consolidara en el poder —obviamente a cambio de un buen pago de dinero— se embarcó junto con su esposa Carlota Amalia de Bélgica hacia México, donde tuvo un frío recibimiento en Veracruz que contrastó con la cálida bienvenida que le organizó la rancia sociedad de la Ciudad de México.

Carlota Amalia de Bélgica
 Sin embargo, Maximiliano resultó una decepción para los conservadores que esperaban el retorno de los privilegios de la Iglesia, el ejército y los sectores acomodados —así como la supresión de las Leyes de Reforma—, pues Maximiliano resultó ser muy liberal y no sólo no derogó las leyes sino que las mantuvo y aplicó. Por otra parte, trató de convencer a Juárez —cuyo gobierno se encontraba reducido a la población del Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez—, pero éste se mantuvo incólume y resistiendo hasta que la configuración de la balanza internacional cambió y posibilitó que el ejército francés saliera del país y poco a poco el gobierno juarista fuera recuperando el territorio.

Para 1867 los Estados Unidos venían saliendo de su Guerra de Secesión —el enfrentamiento entre los estados separatistas del sur esclavista (confederados) contra los estados del norte antiesclavista (yanquees), que terminó con la victoria de estos últimos y la abolición de la esclavitud en los EUA— lo les que permitió reactivar la ayuda al gobierno juarista y reclamar la invasión y ocupación francesa del territorio mexicano. Aunado a ésto, lo que llevó a Napoleón III a retirar su ejército de México fue la posibilidad de entrar en guerra contra una Prusia que triunfante de la guerra contra Austria ahora amenazaba al estado francés —guerra que se llevaría a cabo entre 1870 y 1871 y que daría como resultado la unificación de Alemania— por lo que Francia no habría querido apostar a una guerra en dos frentes y concentró sus tropas en Europa.

Presidente Benito Juarez
Así Maximiliano quedó sólo a sus fuerzas e hizo frente al avance liberal con lo que quedaba del ejército conservador al mando del general Miguel Miramón, que contaba entre otros jefes importantes con militares de la talla de Tomás Mejía y Leonardo Márquez. Pero no pudo hacer mucho y finalmente cayó derrotado en Querétaro, preso, enjuiciado, condenado a muerte y finalmente fusilado en el Cerro de las Campanas, junto con Miguel Miramón y Tomás Mejía.

La Emperatriz Carlota, entre tanto, había viajado a Europa a exigir de Napoleón III el cumplimiento de los acuerdos de Miramar, pero fue ignorada, y aunque apeló al Papa, incluso, fue finalmente declarada demente y recluida en el Castillo de Miramar —y posteriormente en los castillos de Tervuren y de Bouchout en Bélgica— hasta su muerte el 19 de enero de 1927.

Carlota y Maximiliano
Así, la república fue restaurada con la entrada triunfal del presidente Benito Juárez a la Ciudad de México el 15 de julio de 1867, donde gobernaría, luego de reelegirse presidente, hasta 1872 en que murió de un infarto. Entre 1872 y 1876 tocaría el turno de gobernar a Sebastián Lerdo de Tejada a quien en su intento por reelegirse se enfrentarían el general Porfirio Díaz y José María Iglesias, venciendo Díaz y estableciéndose en el poder durante los siguientes treinta y tres años.


Tarea: Para complementar tu conocimiento sobre el tema mira el capítulo "Imperios de Papel" de la Serie Coleccionista del Canal 14 y elabora un reporte del mismo. Puedes buscarlo en la página del Canal 14 (http://www.canalcatorce.tv/) pestaña Videoteca, opción: Coleccionista, temporada 1, capítulo 9. Imperios de Papel.

O haciendo click en la siguiente liga: Coleccionista. Imperios de Papel

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