lunes, 12 de noviembre de 2018

Verdaderamente Durazo

El sexenio de José López Portillo (1976-1982) se caracterizó en un primer momento por el optimismo económico, procedente del descubrimiento de reservas petrolíferas en Tabasco, lo que llevó al presidente a declarar que debíamos prepararnos para administrar la abundancia. Poco duró el gusto, el precio del barril de crudo se desplomó y la deuda, afincada sobre éste, provocó el alsa de las tazas de interés provocando el aumento de la inflación y la necesidad de devaluar la moneda, misma que López Portillo había jurado defender como un perro, lo que le valió el mote que lo acompañaría el resto de su vida: "El Perro". Otra de las características del régimen fue sin duda la corrupción y el nepotismo, que se muestran con dos casos concretos: la colocación de su hijo en la oficina de la Subsecretaría de Programación y presupuesto y a quien se referiría el presidente como "el orgullo de mi nepotismo", así como de su amante, Rosa Luz Alegría, en la Secretaría de Turismo. Para ilustrar la corrupción del sexenio les presento aquí el documental "Verdaderamente Durazo", de Mauricio Katz (2010), en el que nos refiere el compadrazgo -amistad- que llevó a José López Portillo a nombrarlo Jefe de la policía capitalina y como valiéndose de esta situación "El Negro" no dudó en beneficiarse personalmente enriqueciéndose hasta la saciedad por medio de la corrupción.


martes, 23 de octubre de 2018

Avándaro


Feminicidios en México. Impacto joven


LAS FEMINISTAS GUERRILLERAS DEL SEXO


Balance de nuestra época


LAS FEMINISTAS GUERRILLERAS DEL SEXO


Siempre más consciente de su dignidad humana, la mujer ya no admite ser considerada como un instrumento: exige ser tratada como una persona tanto en su hogar como en la vida pública.”
Cuando el Papa Juan XXIII con su exacto sentido de la justicia pronunció esas palabras –sorprendentemente coincidentes con los conceptos vertidos, casi en la misma época, por Betty Friedan, “caudillo” del movimiento feminista norteamericano seguramente no calculaba la carga de agresividad que esa exigencia de ser “tratada como una persona” iba a desatar.


En estos años implacables y violentos, la mujer está haciendo su propia revolución. En todos los países, bajo todos los regímenes. A las mujeres les faltaba un gesto para darle un hachazo definitivo a sus ataduras con el pasado. Tean que escabullirse de la famosa protección masculina, de esa caparan defensiva, y prisión a la vez, en la que dormitaba apaciblemente la tradicional mujercita tímida, débil y doméstica; había que cruzar una barricada. Y lo hicieron. Por supuesto, cuando se lanzaron a la calle a exigir sus reivindicaciones con un ímpetu que recordaba a las sufragistas de principios de siglo, fue preciso reconocer que al fin, los movimientos feministas no son más que un espejo que refleja las situaciones sociales: esas crisis reflejan, de manera vistosa aquellas otras crisis más profundas, los problemas de una sociedad que procura su madurez.


Para la historia de las luchas y las conquistas femeninas, el año de 1970 fue sin duda muy importante. Fue en 1970, en efecto, que esa lucha se radicalizó, se diversificó, se hizo en algunos casos tremebunda y se amplió a los más diversos sectores. En el capítulo de las conquistas, el 70 también fue un año fecundo: la enmienda a la Constitución aprobada por la Cámara norteamericana y la ley del divorcio en Italia –aún con la oposición de muchas mujeres– pueden contarse entre ellas.


AÑO 1970: LAS ENCRUCIJADAS


El día de la gran protesta de las “panteras rosas” norteamericanas ese 26 de agosto en que se celebraban los cincuenta años del voto femenino, jornada programada con paros generales de las trabajadoras, mítines, conferencias, movilizaciones, etc. las sufragistas parisienses también realizaron sus demostraciones de repudio a la “sociedad patriarcal”, y hasta colocaron sobre la tumba del Soldado Desconocido una corona de flores con esta inscripción:


A la mujer del Soldado Desconocido”, declarando: Celebramos esta manifestación para recordar que siempre hay alguien más desconocido que el Soldado Desconocido, y más oprimido que el último de los oprimidos: las mujeres”.


En Dinamarca, las “medias rojas”, hijas espirituales de las militantes “medias azules” inglesas del siglo XIX, hermanas cuerdas de las desencadenadas “come-hombres” norteamericanas, también realizaron manifestaciones y protestas exigiendo sus “reivindicaciones”.


No se limitaron a formar caravanas portando carteles y agitando “brassieresya se sabe que el “brassier” es considerado por las rebeldes como un símbolo de esclavitud: por las calles de Copenhague llegaron a organizar una exposición pública titulada: “La condición de mujerzuela de la mujer moderna. También provocaron disturbios durante la elección de Miss Dinamarca (símbolo de la explotación de la mujer como objeto sexual”) y protestaron contra el Día de la Madre (“hipócrita exaltación de la esclavitud doméstica”); paralizaron el tránsito y hasta tuvieron encuentros violentos con los obreros en un congreso sindical.


En Alemania Federal también se movilizaron el año pasado las organizaciones feministas, y lo hicieron además en Holanda y en México. En Francia entre el 20 y el 22 de noviembre, se realiuna Asamblea Constituyente Femenina (en Versalles), a la que llamaron sus organizadoras “Estados generales de la Mujer”, con una obvia cuanto irónica referencia histórica. El más difundido semanario femenino francés “Elle”, patrocinó una encuesta en la que sobre todo se enjuiciaba la institución llamada matrimonio. Lo que no significó una novedad, ni mucho menos exclusivamente francesa. Porque posiciones similares, y todavía más radicales, han tomado desde hace tiempo las norteamericanas.


En Estados Unidos, en efecto, existen variadas organizaciones feministas, algunas de las cuales difunden programas de inusitada violencia: “Hay que arrojar a los hombres por la ventana”. Por ejemplo Kate MiIlet, revolucionaria, aclamada autora de “Sexual Politics”, todo un best-seller, conocida como “Ia Karl Marx del movimiento feminista”, ha declarado “Hasta hace cinco años, y antes era todavía peor, se habrían dejado las cosas como estaban. Hoy, en cambio, con el Movimiento de Liberación de la mujer, que se expande a ojos vistas en todos los Estados Unidos y en muchas otras partes del mundo, las ideas que expongo en mi libro incitan a las mujeres a la acción y hacen pensar a los hombres, por lo menos a los que no son muy “obtusos”. Su organización está preparando un film titulado “Tres vidas”, que será una feroz denuncia de la discriminación a la cual las mujeres están todavía sujetas “en esta sociedad creada para dar satisfacción a los hombres”.


Las mujeres norteamericanas, como se ha apreciado en el correr del año pasado [1972], se han vuelto muy aguerridas en lo referente a la igualdad de los sexos. Les interesa, además terminar con el mito de la “Matriarca yanqui”, tan difundido en el mundo.


Luego de la publicación de su Mística de la femineidad” y de su posterior militancia activa, el nombre de Betty Friedan ha llegado a ser tan conocido en su país como el de Jackie Onassis, lo que tal vez no sea un elogio. En calidad de líder, fundadora de la Organización Nacional de Mujeres; “NOW”, autora también de un himno titulado desafiantemente “Liberación ahora” algunos de cuyos versos dicen: “Escapamos de nuestra jaula. Somos algo más que madres y esposas con vidas de segunda mano”. Betty Friedan personifica, como quizás ninguna otra de las que luchan por lo mismo, ese gran movimiento feminista que ha estado sacudiendo la vida norteamericana.


Para que la opinión pública se entere de la verdad sobre millones de compatriotas, Betty Friedan fundó su movimiento, el “NOW”, que cuenta con más de diez mil activistas. Tras su ejemplo han surgido otras organizaciones algunas de tendencia muy extremista, que se están revelando peligrosamente combativas. Una de las luchadoras más radicales, Dana Desmore, ha dicho “Deberíamos desertar incluso de lecho conyugal. La actividad sexual es fastidiosa, sólo una pérdida de tiempo”. Mientras, Marlene Dixon, otra revolucionaria, proclamaba:


Las esposas y las madres deberían rebelarse ante las obligaciones familiares. El matrimonio es el principal instrumento para perpetuar la esclavitud femenina”.


La Friedan, menos belicosa, se muestra más razonable: “Yo estoy por la alegría de vivir. Por tanto, nada de tragedias familiares. Son sistemas que no ayudan a corregir injusticias”.


Estas tendencias, sin embargo, están equilibradas por alguna otra, sostenida por movimientos y organizaciones que hasta auspician el mantenimiento de la supremacía masculina. Principal representante de tal tendencia o corriente es Marie De Pasquale, de religión católica y ascendencia italiana, fundadora del movimiento “MOM” (“Men our master”, es decir, algo así como “los hombres son los patrones”).


Marie De Pasquale es soltera y trabaja como secretaria; afirma que, a pesar de cumplir una actividad doble con respecto a la del hombre, cobra un sueldo menor; pero no se lamenta por este estado de cosas, sino lo encuentra hasta lógico y natural, dado que los hombres “pelean y mueren por nosotras”. Los hombres, asegura Marie, mantienen a las mujeres y les permiten vivir más y heredarlos; además, son gentiles y caballeros; abren las puertas a las demas [sic]; ayudan a ponerse el abrigo, les pagan sus diversiones, y saben decir piropos.


Los objetivos del “MOM” , creado recién en el año 1969, pero que ya cuenta con miles de adherentes cuyas edades oscilan entre los 23 y los 70 años, son los siguientes: Reconocer la fuerza física masculina y la capacidad del hombre para hacer negocios, presupuestos indispensables para mantener la superioridad masculina y garantizar la femineidad de la mujer”.


El enemigo más acérrimo del “MOM”, tan conformista, es una agrupación extremista de concepciones revolucionarias: la “Women lnternational Company from Hell”, lo que vendría a significar, casi literalmente, Compañía Internacional de Mujeres del Infierno”. En realidad, las iniciales de la sigla inglesa “witch” componen la palabra “bruja”. De acuerdo a la teoría de sus afiliadas, las antiguas brujas no habrían sido otra cosa que las primeras “guerrilleras” auténticas que lucharon contra la opresión de la mujer. El actual movimiento de estas brujas modernas tiende a un objetivo muy sencillo pero muy radical: el matriarcado absoluto.


Así están planteadas las cosas, en este terreno de las reivindicaciones femeninas, para el correr del año 1973. Los hombres tendrán que ir aprendiendo a usar el paracaídas, porque van a ser arrojados masivamente por las ventanas.


Revista Sucesos para todos, número 2068, enero 20 de 1973, México D.F. páginas 26 a 30.

lunes, 15 de octubre de 2018

El Che

Les comparto el documental sobre  "El Che" que vimos y comentamos en clase.


Feminicidios en México, Frida Guerrera

El 2 de mayo de este 2018 se transmitió por MVS Radio una entrevista a la activista Frida Guerrera, con ocasión de la presentación de su libro "Ni una más, el feminicidio en México. Tema urgente en la agenda nacional", en la que destaca temas de importancia en la explicación del fenómeno, como la falta de consecuencias debido al deficiente sistema de justicia y la pérdida de valores en la educación, la orfandad digital, el machismo estructural, la intolerancia a la frustración. Así mismo hace propuestas para revertir el fenómeno.


Aquí les dejo el audio: Entrevista a Frida Guerrera.

martes, 18 de septiembre de 2018

1968 Un mundo en convulsión

El fenómeno de las manifestaciones de protesta juvenil y social en 1968 no fue privativo de México, en realidad fue un efecto que recorrió el mundo entero: París, Berlín, Chicago, Praga, Tokio, Dakar, entre otros. Los móviles fueron la oposición al autoritarismo y el paternalismo sistémicos, de parte de una incipiente juventud universitaria, fenómeno de la época, que opuso la rebeldía contracultural al mismo y que en todos los casos sufrió la represión del sistema defensor del statu quo. Sin embargo, a pesar de que a primera vista pareciera que ningún movimiento local de protesta en 1968 resultó victorioso, éstos sentaron las bases del cambio paulatino que, aunque magro, ha permitido la conquista de algunos derechos individuales y sociales, si bien aún falta mucho por conseguir.

Nota: el video presenta una falla del minuto 21 al 28, sin embargo el resto es completamente recomendable.


Los años maravillosos

Hola, en el tenor de contextualizar el año de 1968 nos serviremos del primer capítulo de la serie "Los Años Maravillosos", en el que podemos identificar la problemática de los jóvenes estadunidenses que iban a Vietnam a combatir, enrolados por el ejército, lo que concitó el movimiento hippie que al grito de "Paz y amor" simbolizó la época al oponerse a la guerra y promovió la libertad sexual, abanderada por la pastilla anticonceptiva, otro símbolo de la época, que a su vez motivó a las mujeres al activismo por sus derechos, impulso del feminismo de la próxima década. El autoritarismo y la rebeldía y oposición juvenil al mismo son otros aspectos que pueden destacarse del capítulo.


sábado, 15 de septiembre de 2018

Confesiones de un sicario económico

Les comparto un fragmento de la película Zeitgeist:Addendum (2008), de Peter Joseph, en que entrevistan a John Perkins, autor del libro "Confesiones de un sicario económico". En éste, como en el libro, Perkins nos da cuenta de como opera el imperialismo estadunidense para obligar a los países pobres a seguir sus líneas económico-políticas, siempre en beneficio de las corporaciones, los intereses geopolíticos estadunidenses y las oligarquías locales, y en detrimento de los pueblos sometidos.


Al sur de la frontera (Comandante Chávez)

Aquí les comparto el documental de Oliver Stone: "Al sur de la frontera", donde analiza la llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela y de presidentes de izquierda en otros países como Argentina o Ecuador; el papel de los medios de "información" en la opinión pública de los estadunidenses y el intervencionismo gringo en los países de América Latina con el fin de derrocar a los regímenes que no les están alineados.


miércoles, 12 de septiembre de 2018

La muerte de Allende

Allende murió. Luego, todos los oficiales, en un rito de casta, dispararon sobre el cuerpo. Por último, un suboficial le destrozó la cara con la culata del fusil. La foto existe: la hizo el fotógrafo Juan Enrique Lira, del periódico El Mercurio, el único a quien se permitió retratar el cadáver. Estaba tan desfigurado, que a la señora Hortensia Allende, su esposa, le mostraron el cuerpo en el ataúd, pero no permitieron que le descubriera la cara.

Gabriel García Márquez



Un deber de memoria

Habla Anaí, hija de un refugiado chileno:

Mi padre es chileno. Vivió en Chile durante veinticuatro años. Creo que no se imaginaba lo que iba a soportar. El once de septiembre de 1973, el General Pinochet, con la ayuda del ejército chileno y de los Estados Unidos, tomó el poder, derrocando al gobierno democrático del Presidente Salvador Allende. Un año después, mi papá llegó a Francia porque huyó la dictadura.

¿Qué es una dictadura? Una dictadura no es más que un régimen en el que ya no hay libertad de expresión, ni respeto de los derechos humanos, ni siquiera libertad individual. De hecho, todo lo que podía representar una amenaza era enseguida aniquilado, y mi papá estaba considerado como una amenaza. En efecto, estaba comprometido en una organización de resistencia que era muy pequeña, y lo que mi papá tenía que hacer puede parecernos insignificante, su papel era hacer circular un periódico clandestino, para que los chilenos se dieran cuenta de lo que pasaba en el país, y Dios sabe lo importante que es la información en este tipo de régimen.

Pero luego, se integró en una organización más importante y por eso tuvo que hacer cosas más peligrosas. Nunca me ha dicho lo que tenía que hacer, lo único que sé es que tenía que esconderse durante el día. Un año después del golpe de estado, mi papá fue arrestado y encarcelado en una de esas cárceles en las que no hay luz. Me dice que sólo podía escuchar que una mujer era torturada o quizás violada, un grito de terror, un disparo de fusil, y nada más. Me contó que no se oían más que gritos de terror, risas sádicas, llanto, insultos y disparos. Durante semanas y más semanas fue lo que mi papá oyó, ...y fue torturado. Nunca me cuenta lo que aquellos sádicos le hicieron.

Pero leí cosas a propósito de eso. Semejante horror no puede ser entendido por alguien que nunca lo ha vivido. Se trataba de un cantante chileno muy comprometido contra la dictadura. La D.I.N.A. (los servicios secretos de Pinochet) le arrestaron. El cantante no se acompañaba más que de una guitarra, le cortaron las manos antes de matarle. ¿Su delito? Su delito era el mismo que el delito de mi padre; juntos habían afirmado sus opiniones políticas y luchado por la Libertad.

A causa de eso, mi papá fue encarcelado, insultado, torturado y casi asesinado, como tantos otros chilenos y chilenas. Pero él, a diferencia de los demás, consiguió escaparse de la cárcel, y se refugió en la Embajada de Francia.

Pero, aunque no ha tenido muchos heridas físicas, ha tenido, tiene y siempre tendrá heridas psicológicas; la pérdida de sus amigos que están muertos o "desaparecidos", la huida lejos de su país, de sus orígenes, de sus antepasados, de su familia, de todo lo que formaba su vida.

Estoy muy orgullosa de mi padre y de lo que ha hecho. Yo no considero su pasado como una carga sino como una riqueza, aunque es muy difícil para mí hablar de eso. Lo que no puedo soportar, es que para nosotros, niños de los países ricos, todo en la vida nos parece fácil: tenemos todo lo que queremos, cuando lo queremos, donde lo queremos. Es como si todo se nos debiera.

Nosotros, no podemos imaginar lo que es arriesgar su vida para ser libres; no podemos imaginar lo que es luchar para defender las ideas; no podemos imaginar lo que es dar su vida para que el prójimo viva en paz. Y por eso considero que tengo un deber de memoria, aunque sólo sea por respeto hacia mi papá y todos los demás que lucharon a su lado, dispuestos a sacrificar sus vidas para defender un mundo mejor. Eso me atañe directamente, pero creo que el deber de memoria no es solamente mío. Creo que los chilenos tienen que acordarse de su historia. Digo eso porque recuerdo que las dos veces que fui a Chile, a nadie le gustaba hablar de esa parte de la historia chilena. Era como si todo el mundo siguiera teniendo miedo. Pero pienso que "un pueblo que olvida su pasado es condenado a vivirlo de nuevo" y por eso puedo afirmar que no soy la única que tiene un deber de memoria, todo el mundo tiene que saber lo que pasó allá.

Mi padre, todos los chilenos y yo, estamos listos a hablar de eso a condición de que haya alguien para escucharnos. El deber de memoria no puede funcionar si no hay nadie para oír lo que las personas que sufrieron tiene que decir. Esas personas tienen que difundir su pasado porque es la única manera que tenemos para decir "No" a la violencia, "No" a las ejecuciones, "No" a la dictadura, "Viva la libertad y la Vida".

Finalmente, creo que el mejor ejemplo de justicia y deber de memoria sería que el General Pinochet fuera juzgado por la justicia chilena, a pesar de su edad. Pienso que criminales como él tienen que pagar por sus crímenes.

La gente tiene que acordarse de eso. Y recordar es la mejor manera para que nadie olvide. Y para recordar Pinochet tiene que ser juzgado.

La impunidad ya no debe ser.

Anaí León-Serrano

Plus jamais ça, No. 3, Montpellier, septiembre 2000.

jueves, 14 de junio de 2018

Arte y literatura griegos



La transformación del mundo griego entre los siglos VIII y VI se produjo en todos los campos: en la cultura, en la religiosidad y en la vida espiritual.


En poesía, en una forma nueva, la lírica. Bajo esta denominación se agrupaban multitud de temas y diversos autores, con un común denominador: el hombre como individuo que contemplaba su propia alma.


Según los antiguos griegos, lírica es toda poesía acompañada de música, divisible en tres categorías: elegía, yambo y mélica (de melas, «frase musical»).


La elegía y el yambo se separaron pronto de la música para convertirse en poesía rítmica destinada a la recitación;


la mélica se especializó de acuerdo al instrumento musical de acompañamiento en


  • citaródica (con instrumento de cuerda similar a la lira: cítara) 
  • aulódica (con flauta).


La lírica era


  • monódica cuando era cantada por una sola persona, y
  • coral cuando era cantada por un coro.


Después los filólogos alejandrinos, respondiendo a su exigencia de ordenar el patrimonio cultural griego, crearon un canon también para la lírica y señalaron los nueve poetas líricos principales de los siglos VI y V a.C.: Alceo, Safo, Anacreonte (monódicos); Alcmán, Estesícoro, Íbico, Simónides, Baquílides y Píndaro (corales).


La producción lírica se articula en tres fases, de las que:


  • la primera se remonta al siglo VlI a.C., predominan las elegías y los yambos y se establecen los pródromos de la lírica coral;

  • la segunda (siglo VI a.C.) se caracteriza por la poesía monódica, pero también por el perfeccionamiento de la coral;
  • la tercera (siglo V a.C.) es la de los grandes líricos corales Simónides, Baquílides y Píndaro.


Las raíces de la poesía lírica han de buscarse en el culto y en los himnos cantados en honor de los distintos dioses; en las celebraciones, los acontecimientos que jalonaban la existencia como el matrimonio (himeneo, canto para las bodas) y la muerte (threnos, lamento fúnebre); en los cantos populares (nanas, cantos de estaciones, del trabajo), de guerra, de alabanza de hombres (epinicio, que celebraba la victoria de un atleta en los juegos olímpicos).

El nacimiento de la lírica coral tuvo lugar en ámbito dórico y Esparta -que en el siglo VII a.C. estaba mucho más abierta a la vida y a los estímulos externos de cuanto habría de estarlo después, al convertirse en un estado militarista- albergó dos escuelas de música y poesía.

Desde sus inicios el canto coral estuvo conectado al culto, como lo estuvo también la tragedia, que nace precisamente del canto coral, y además estaba ligado a movimientos de danza y a la elaboración del acompañamiento musical; la falta de la transcripción musical crea una grave laguna en el conocimiento de dicho género poético, del que sólo nos ha llegado la parte textual.


La lírica coral


Alcmán (nacido en Sardi poco después de 690 a.C.) es el primer poeta de que se tiene noticia, y su nombre está ligado a los partenos, coros para voces de muchachas, con los que se fijaron tres elementos esenciales para el desarrollo futuro de la lírica coral: el mito, la gnome (sentencia universalmente válida) y la admonición contra la ýbris (transgresión presuntuosa), por los que el hombre no debe pretender aquello que no le es concedido por los dioses,


Estesícoro e Íbico. Los temas heroicos y míticos, extraídos del género épico, son característicos de la lírica de Estesícoro (630-556/553 a.C.) y de Íbico (fines del siglo VI al V a.C.), ambos nativos de la Magna Grecia, como también la citarodia erótica que celebraba la belleza y el amor y que mejor convenía al ambiente privilegiado para dicho tipo de obras, el simposio.

Simónides de Geo (557/6-468/7 a.C.) era jonio. Su lírica privilegiaba el aspecto gnómico y los temas de la brevedad de la vida, sujeta a una fuerza ineluctable, contra la que ni los dioses pueden luchar.


Baquílides. En las odas de Baquílides (520 a.C.mediados s. V), los temas del mito se funden con la reflexión gnómica sobre la situación social de su tiempo.


Píndaro (522-518 c. 442 a.C.) es, después de Hesíodo, el poeta más grande de Beocia. Los puntos esenciales de su poesía gravitan en torno a una concepción aristocrática del hombre y a su valor innato: Los atletas olímpicos celebrados con frecuencia en su poesía son símbolo de dicha visión, como lo son los héroes del mito, de quienes los primeros descienden a menudo.



La lírica monódica

Alceo y Safo. La lírica monódica está ligada a la isla de Lesbos, por la presencia de Alceo y Safo, que trabajaron entre fines del siglo VII y principios VI a.C. Uno se distingue por la visión amarga y desolada del destino humano en un contexto político convulsionado; la otra por los cantos de amor, en los que expresa su emoción y su sufrimiento.


Anacreonte, nativo de Asia Menor, opera en una situación social, política y cultural diferente; asiste al declive de la aristocracia y contrapone, como expresión del surgimiento de una nueva clase artesana y comerciante, principios como la templanza y el amor.

Solón. En la poesía lírica, en el género elegíaco, se expresa también el primer poeta ateniense, Solón (s. VII a.C.), que ilustra en sus obras su compromiso político y su Visión ético religiosa.


El drama

Pasado el período arcaico entre fines del siglo VI e inicios del V a.C., mientras Atenas instauraba en su seno la democracia y se aprestaba a asumir la dirección política de Grecia, las viejas formas de la lírica ceden el paso a un género más complejo y adecuado a la cultura ética: el drama.

La tragedia era un acontecimiento público; todo el pueblo, comprendida la clase más pobre, se reunía en el teatro con ocasión de las representaciones. Estas eran puestas a punto por los choregoi, los ciudadanos más ricos de la comunidad y eran el elemento principal de la fiesta ateniense de las grandes Dionisiacas, durante la cual se proclamaban las honras para los ciudadanos eméritos, se recibía a los embajadores y se presentaba a los hijos de los caídos por Atenas. Concluida la celebración de Estado se daba inicio a la competición trágica, que enfrentaba a tres dramaturgos, cada uno con tres tragedias y un drama satírico, este último con el fin de mitigar el clima tenso de las tragedias. El público con su participación influía en el éxito de las tragedias, que a menudo presentaban temas, sentimientos o acciones que debían ser reprimidos, porque socialmente se consideraban desintegradores: el canibalismo por parte de padres, el incesto, el matricidio, o el suicidio permitían a los espectadores identificarse con los personajes a través de sus propios impulsos negativos, hasta llegar a la catarsis (purificación).

La estructura de la tragedia fue constante durante el siglo V:


  • un prólogo, que esbozaba los problemas y definía el clima;
  • el parodos, la entrada del coro;
  • los diálogos de los actores y entre éstos y el coro; y
  • el exodos, último canto del coro que acompañaba su salida de escena.


La estructura poética de las diversas partes preveía la división del coro en estrofas que se correspondían simétricamente desde el punto de vista métrico y que se combinaban con otro fragmento lírico, el épodo. El diálogo era en trimetros yámbicos, el metro más próximo al discurso cotidiano, y recurría a veces a un ritmo más sincopado, la sticomytia (hablar por líneas), un intercambio verso a verso entre dos personajes más afín aún a la conversación. Todos los papeles eran interpretados por hombres, aparte del coro, y no aparecían más de tres actores en el mismo drama. El hecho se ha explicado con la hipótesis de que el tres era la expresión perfecta de la familia o bien reflejaba la estructura indoeuropea de las personas: yo, tú, él (nosotros, vosotros, ellos).

El traje y la máscara eran el disfraz necesario para el actor; la máscara, además de desempeñar la función práctica de amplificar la voz, también era un medio para que el actor se «metiera» en el personaje.

La música y la danza completaban la representación y sobre todo referían la presencia del coro en escena.

Aunque los orígenes de la tragedia son oscuros se sabe que el coro fue un elemento originario; pero durante el s. V a.C. disminuyó su importancia, por lo que mientras en los dramas de Esquilo el coro intervenía influyendo sobre la acción, en los de Eurípides parece superfluo, o adquiere la naturaleza de interludio.

Los temas proceden casi siempre del mito, aunque pueden reflejar hechos históricos conocidos o contener alusiones a la situación política, como por ejemplo Los persas de Esquilo, drama que se desarrolla tras la batalla de Salamina (480 a.C.), donde Atenas logró una victoria aplastante, y está ambientado en Persia. El tema son las esperanzas de Jerjes durante la preparación de la expedición y la desilusión que siguió a la derrota. Se omite la batalla de Salamina, que hace de trasfondo y de premisa indispensable al drama. Cabe citar también La Orestíada de Esquilo, que celebra la transferencia de la justicia de la familia a la polis, signo del declive del poder aristocrático, y Edipo rey de Sófocles, en el que se ocultaban, tras los personajes de Edipo y Yocasta, Pericles y su mujer, Aspasia. Numerosas tramas estaban extraídas de los acontecimientos relativos a algunas sagas famosas, como la de la familia real de Atreo (Orestiada de Esquilo, Electra de Sófocles, Electra y Orestes de Eurípides).

Esquilo aceptaba las antiguas creencias, que presentaba con solemnidad, fiel a un sumo dios omnipotente, que es sobre todo justicia y orden. Frente a la soberana sabiduría de Zeus el héroe de Esquilo, bajo el peso de la maldición hereditaria, debe someterse reconociendo sus propios límites.

Sófocles. En el centro del teatro de Sófocles (496-406 a.C.), que tampoco se aleja de la religiosidad tradicional, se halla el hombre y su destino. Sus héroes se mueven en un mundo de contradicciones, de las que precisamente un dios es el motor supremo: pero se les deja solos frente al absurdo de la existencia. Ello tiene lugar más allá del criterio de justicia que presidía la acción divina en las tragedias de Esquilo: Edipo es hijo de la Tyche, diosa de la suerte y del destino, que él mismo habrá de sufrir hasta la muerte, último refugio tanto para él como para cualquier otro hombre.

Eurípides. En los 15 años que separan a Sófocles del otro gran tragediógrafo ateniense, Eurípides (485/484-406 a.C.), tuvo lugar una revolución intelectual en la que tuvo un papel preminente el pensamiento sofista, que no dudaba en contestar las antiguas creencias y en criticar la tradición. Para Eurípides el mito se convierte en un pretexto a través del que afrontar temas discutidos en su época, dilemas políticos y éticos. Su héroe busca la explicación de su propia vida, se debate entre instinto y razón, entre ley y naturaleza, entre lo desconocido y dios, pero es incapaz de hallar dentro de si el equilibrio perdido.


La comedia. Nacida, según Aristóteles, de los cantos celebrados en las aldeas durante las fiestas dionisíacas, de cortejos de hombres disfrazados de animales, la comedia ética adquirió dignidad literaria en el siglo V con la obra de Aristófanes (444/441-386/385 a.C.). La principal característica de su comedia era su inspiración en la realidad de la vida cotidiana ateniense de la época, y, por tanto, las referencias a determinadas situaciones políticas, a hombres vivos, a costumbres y manías de sus contemporáneos, observadas siempre con humor e ironía, son una fuente de gran importancia para el conocimiento de dicha fase histórica.



La narración historica


Herodoto. También es el hombre el protagonista de la narración histórica de Herodoto, el griego de Asia, gran viajero, que vivió en la Atenas de Pericles. En el prólogo de sus Historias presenta su trabajo como una transcripción de cuanto ha visto en primera persona, pero también de lo que ha extraído de otras fuentes o de la "opinión común”. Como ocurre en la realidad, se insertan en la obra hechos y acontecimientos fantásticos e increíbles, pero porque él los siente como manifestaciones del misterio que domina la vida, frente a la que la racionalidad humana se detiene. Las causas mismas de los acontecimientos no están controladas por la voluntad del hombre, sino dominadas por un principio divino -al que Herodoto prefiere referirse sin identificar a ninguna divinidad determinada que rige incluso la casualidad. La acción de los dioses está a veces condicionada por razones morales, pero en otros casos está determinada por la necesidad de reconducir a sus límites al hombre que intenta superar su propia condición. La riqueza, el poder y la felicidad conducen al mortal a la úbrís (la envidia) del dios, que castiga toda transgresión de su orden. Por ello, Herodoto no indaga las causas de los hechos, incomprensibles, sino que observa la reacción del hombre frente a ellos; aunque no sea el motor de los acontecimientos narrados, el hombre es el auténtico protagonista de su obra.
Tucídides. Por el contrario, con Tucídides (segunda mitad del siglo V a.C.) el hombre, dueño ya de si mismo, es el artífice de su historia, en la que no tienen espacio lo irracional ni lo trascendente. El historiador, que trata la guerra del Peloponeso, excluye de la narración el elemento mítico y fabuloso, presente todavía en Herodoto: ello, afirma, podría hacer menos agradable la lectura, pero la hace sin duda más válida para quien busque la verdad. Y en nombre de ésta el autor narra sólo aquello a lo que él o sus contemporáneos han asistido, y somete a dura crítica la historia más antigua de la Hélade, interpretándola con racionalidad y con juicios a veces contrarios a la tradición y a toda autoridad.



La escultura

La estatuaria monumental en piedra, que sustituyó a la producción anterior en madera, nació en el siglo VII a.C. El kouros





y la kore,





es decir, la estatua masculina desnuda y la femenina vestida, aunque no representasen determinados personajes o divinidades, podían ser dedicados como ex votos en un santuario o como señales sobre una tumba. De la estaticidad de las figuras, con los brazos caídos a ambos lados del cuerpo y los puños cerrados, se pasó a poses algo distintas, los brazos,ya no adheridas al tronco, se plegaban hacia adelante en actitud de ofrenda. Un ejemplo de dicha evolución es el grupo del denominado Portador del ternero (Moscóforo) dedicado por Rhombos en la Acrópolis de Atenas en torno a 560 a.C. El joven, de poderosa figura, aparece en el acto de avanzar llevando el animal sobre los los hombros. Con el tiempo, los caracteres anatómicos de las figuras fueron objeto de estudios que llevaron a una plasmación cada vez más realista de la estructura ósea, de las articulaciones y de la musculatura; no quedó atrás la exigencia de buscar y representar una figura de belleza ejemplar, perfecta y, por tanto, aún abstracta. Hacia mediados del siglo VI .C. aumentó la actividad comercial ateniense: lo atestiguan los hallazgos de reductos de importación ética en lugares situados a lo largo de las antiguas rutas navales. Destaca entre ellos la bellísima ánfora recuperada en Vulci, en la que se describe un episodio de la guerra de Troya: dos héroes, aquiles y Ayax, sentados en escabeles y jugando a los dados. La técnica utilizada para su ejecución es la de figuras negras consistente en pintar los temas con barniz negro sobre la superficie roja de la vasija. El autor firmó su obra: «Exequias fabricó y pintó».

Quizás en la estela de los progresos realizados en el ámbito pictórico en la plasmación del movimiento, los escultores y los broncistas estudiaron diversas argucias para liberar sus representaciones de la rigidez primitiva. Una obra significativa de esta época, que registró el desarrollo de una nueva concepción estética denominada severa, es el Discóbolo





de Mirón, escultor nacido en Elentere, en Beocia, en la primera mitad del s. V a.C. y que trabajó en Atenas entre 450 y 440 a.C. El artista, empeñado en el estudio del cuerpo y de los diversos aspectos de la imagen en el espacio, presenta al atleta recogido en sí mismo, en la concentración que antecede al lanzamiento, en actitud de gran tensión. El creador de esta nueva concepción espacial parece haber sido el pintor Polignoto, nacido en la isla de Tasos y que trabajó en Atenas en torno a mediados del siglo V a.C., a quien conocernos únicamente a través de las descripciones que Pausanias hace de sus obras: Polignoto situaba sus figuras en diversos planos y daba a sus rostros un aspecto menos rígido y más variado, aunque la profundidad psicológica de sus obras se expresa más en la actitud de los personajes que en la expresión del rostro.

Mientras Mirón busca aferrar la realidad captando al atleta en el instante que precede al movimiento, otro escultor, Policleto de Argos (460-415 a.C.), representa la figura en equilibrio entre la parálisis y la acción con el célebre Doríforo.





La estatua, que concretiza la teoría formulada por el artista sobre las proporciones ideales de la figura masculina desnuda (el Canon), se convierte para los artistas en el modelo del que extraer medidas y líneas de fuerza.

Con Fidias, artista insuperable de la época de Pericles, se entra en plena época clásica. Su fama está ligada a su intervención en el Partenón como arquitecto y escultor. Dirigió las obras de ejecución de la metopa del friso dórico exterior (centauromaquia) realizadas entre 448 y 442 a.C. por varios escultores, que tenían ecos del «estilo severo». Sus influencias innovadoras se aprecian en el friso que rodea la cella (procesión de la fiesta panatenaica) y en las estatuas de los frontones. El suyo es un estilo rico y libre que busca el elemento humano en el reflejo psicológico: los distintos personajes no se diferencian por sus atributos, sino por caracterizaciones individuales, como hombres y mujeres, no como héroes del mito.

Su nombre también está ligado a dos estatuas colosales, la Atena Parthenos y el Zeus Olimpio crisoelefantinas, tan famosas que el Zeus estuvo considerado entre las siete maravillas del mundo.

Fidias plasmó la concepción de la época de Pericles según la cual el hombre es el protagonista de la historia y de la sociedad, y de esta realidad humana plasmó un retrato idealizado.

Fuente: Gran Historia Universal. Época Clásica. Barcelona, Ediciones Folio S.A., 2000, pp. 78-81.


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miércoles, 13 de junio de 2018

Imperialismo en el siglo XIX

Resurgimiento del imperialismo a partir de la década de los setentas (del siglo XIX)

Son muy diversas las causas que contribuyeron al resurgimiento del imperialismo y al afán de obtener posesiones coloniales en ultramar a partir de 1870. Entre ellas figuran las siguientes:

1. Económicas.

La Revolución industrial había mejorado notablemente los medios de transporte y de comunicación entre los pueblos. También había mayor demanda de materias primas y de mercados en los que podían venderse los artículos fabricados. Así que las naciones se afanaron por asegurarse mercados para la adquisición de materias primas como mercados para el consumo de los productos elaborados en sus fábricas: esto es lo que se denomina imperialismo económico.

2. Sociales.

Algunos gobiernos pensaron que las colonias se convertirían en regiones hacia las cuales podría emigrar la población sobrante. Muchos negociantes, inversionistas, bancos y compañías, estaban convencidos de que las colonias les ayudarían a realizar grandes ganancias y algunos estadistas ambiciosos creyeron que podían aumentar su prestigio mediante la expansión imperialista de su país

3. Políticas y militares.

Los jefes de gobierno consideraron que adquiriendo nuevas colonias podrían afianzar el dominio que ejercían sus respectivos países en el extranjero, aumentar su poderío militar y fortalecerlo en caso de guerra.

4. Nacionalistas.

Durante el siglo XIX los sentimientos nacionalistas impulsaron a los diversos pueblos a que sus respectivos países sobresalieran por la extensión de su imperio. El imperialismo se consideraba como un símbolo de triunfo.

5. Filantrópicas.

Muchos hombres pensaron que su país tenía el deber de educar y “civilizar” a los habitantes de otras regiones de la tierra. Otros grupos, movidos por el celo apostólico, quisieron propagar el cristianismo entre los demás pueblos del mundo.

Todas estas causas propiciaron las actividades imperialistas en al Extremo Oriente, África, la América Latina y otros lugares. Así fue como los negociantes y los soldados de Inglaterra, Francia, Alemania y otros países llevaron el dominio europeo y las formas de vida occidental a los pueblos más lejanos de nuestro planeta.


Reparto del África tropical entre los países europeos

África tropical atrajo la atención de los países europeos el siglo pasado, ya que en este fascinante continente había ricos yacimientos de diamantes, oro y cobre, y oportunidades comerciales sin límite. Y había pueblos que parecían ser presa fácil para los europeos, cuya ambición era aumentar sus posesiones y sus riquezas. Hacia el año de 1870 África se convirtió en el blanco principal del imperialismo europeo.

El África tropical que abarca la mayor parte del centro de este continente era un misterio para la civilización. Los ingleses Speke, Burton y Baker descubrieron las fuentes del Nilo (1860-1864). Otros muchos viajeros, alemanes como Barth y Nachtiegal, por una parte y el francés René Caillé, por otra, fueron los primeros en explorar los vastos desiertos del Sahara; Binger Foureau, Monteil y Lamy, franceses, exploraron la región de las estepas del Sudán y descubrieron el río Níger y el Lago Chad. El inglés D. Livingstone, el francés Brazza y el americano Stanley descubrieron y exploraron al sur del Sudán, las regiones forestales ecuatoriales regadas por el gigantesco río Congo. Y cuando el secreto del África tropical quedó descubierto, principió el reparto del continente. Las potencias europeas compitieron entre si para apoderarse de los territorios que descubrían y explotaban; entre éstas estaban Inglaterra, Francia, Alemania y Bélgica.

Una de las adquisiciones más importantes en el reparto fue el dominio del Congo cuyo territorio era ochenta veces más grande que Bélgica y fue declarado posesión particular del rey, entonces Leopoldo II.

Los franceses establecieron sus colonias a lo largo de las regiones costaneras del Senegal, Dahomey, la Guinea Francesa y la Costa de Marfil; luego penetraron en el área del desierto del Sahara. Con el tiempo, formaron un gran imperio en el África Occidental Francesa.

Los alemanes entre 1884 y 1891 se apoderaron de Togo, África Suroccidental Alemana y el Camerún. La Gran Bretaña, considerada por muchos alemanes como su rival más peligrosa, fundó la importante colonia de Nigeria y otras más pequeñas en la costa occidental.

Tanto los alemanes como los ingleses compitieron también por el dominio del África Oriental.


La situación de África del Norte

Franceses, ingleses e italianos rivalizaron para obtener concesiones que les permitieran explotar África del Norte. Francia invadió Argelia con pretextos políticos y militares; una vez sometidos los argelinos (1871), invadió Túnez (1881) y lo ocupó como su colonia. La división de África entre varias potencias europeas trajo consigo frecuentes amenazas de guerra que se resolvieron mediante alianzas y tratados hasta que se originó la Primera Guerra Mundial en 1914, después de la cual muchos de los imperios coloniales desaparecieron, para hacer un nuevo reparto del mundo entre los vencedores.


A mediados del siglo XIX Egipto todavía era parte del Imperio Otomano, pero cada vez funcionaba más como un país independiente. Durante el gobierno de Ismail, quien era un individuo ambicioso que deseaba europeizar a Egipto, parecía que el país marchaba hacia una completa independencia. Ismail adoptó el título de khedive o virrey e inició proyectos muy ambiciosos, como ferrocarriles, líneas telegráficas y la modernización de los puertos. Pero lsmail fue también el manirroto más famoso de su época y gastaba dinero en forma muy desordenada. En esta forma se fue endeudando terriblemente con bancos europeos en los cuales conseguía préstamos a intereses exorbitantes.

Egipto adquirió una importancia especial el año de 1869 al abrirse el canal de Suez. Esta obra fue construida por una compañía francesa y financiada en gran parte por el khedive. Los ingleses no mostraron en un principio mucho interés por la obra, pues no creyeron que funcionara. Pero tan pronto como se abrió se dieron cuenta de que su control era importante, ya que era la ruta vital para su imperio en la India. El año de 1875 lsmail, imposibilitado para pagar los intereses de la deuda, vendió sus acciones del canal al gobierno inglés.

Pero las finanzas del khedive se encontraban tan revueltas que al año siguiente, tuvo que ponerlas bajo un "control dual" de Francia e Inglaterra.

Tres años después, fue depuesto al tratar de desalojar a los extranjeros y su sucesor tuvo que someterse al control dual; esto provocó una rebelión de algunos de sus súbditos. Los franceses se negaron a usar la fuerza, pero los ingleses bombardearon Alejandría, desembarcaron un ejército y restauraron al khedive. Este, de aquí en adelante, fue manejado totalmente por los ingleses y Egipto de hecho se convirtió en un protectorado de Inglaterra.

Por lo tanto, para el principio de la Primera Guerra Mundial, África había quedado repartida entre las naciones europeas. Las únicas excepciones eran Abisinia y Liberia. El primero de estos países logró conservar su independencia al derrotar, el año de 1896, a los italianos que lo quisieron conquistar. Liberia se formó con negros que habían sido esclavos en los Estados Unidos, cuya libertad había sido comprada por ciertas sociedades benéficas y luego trasladados a un territorio que habían adquirido en África, por lo que este país estaba hasta cierto punto protegido por los Estados Unidos.


El imperialismo en China.

China fue una de las naciones más afectadas por el imperialismo europeo. Los ingleses particularmente tenían un gran interés en comerciar con el imperio chino, cerrado desde hacía siglos al comercio europeo. Los ingleses, amos de la India, deseaban mayores derechos para comerciar con la China que les imponía muchas restricciones. A pesar de ello, por medio del contrabando introducían en China grandes cantidades de opio. El gobierno chino, al ver las consecuencias fatales de esta droga, hizo arrojar al mar miles de pacas de opio. Inglaterra en respuesta le declaró la llamada Guerra del Opio (1839-1842). Los chinos fueron vencidos fácilmente por el ejército invasor. El gobierno chino tuvo que pedir la paz, firmándose el Tratado de Nankín (1842) con las siguientes estipulaciones:

  • Cesión definitiva de la isla de Hong Kong a Inglaterra (aún ahora la sigue conservando).
  • Apertura de cinco grandes puertos chinos, principalmente Cantón, Shangai, para el comercio y el establecimiento de los extranjeros.
  • Admisión de cónsules europeos en China.
  • Liberación de los prisioneros ingleses y pago de una fuerte indemnización de guerra.

Los Estados Unidos, Francia, Bélgica, Prusia, Holanda y Portugal pidieron y obtuvieron privilegios. Además, lograron el derecho de extraterritorialidad, esto es, el derecho de los extranjeros de ser juzgados en tribunales propios, de acuerdo con sus propias leyes, por delitos cometidos en China; lo cual indignó a los chinos al sentir reducida su soberanía dentro de su propio país, En 1856 Inglaterra y Francia comenzaron una nueva guerra con China; los europeos salieron victoriosos y consiguieron que se abrieran diez puertos más al comercio extranjero; se permitió a los europeos viajar por el interior del país, se legalizó el comercio del opio y se dio protección a los misioneros extranjeros.


Con estas infortunadas guerras, la dinastía Manchú fue perdiendo prestigio y hubo rebeliones contra ella y contra los extranjeros; pero las naciones occidentales seguían tratando de afirmar y ensanchar sus posesiones dentro de China ya que se construyeron ferrocarriles y se tendieron líneas telegráficas. Algunas tropas se organizaron a la europea, pero los chinos siguieron mostrándose hostiles para con los blancos; apareció un fuerte sentimiento nacional y en 1900 estalló por fin la lucha. Una sociedad secreta, los boxers, que asesinaron a cerca de 300 extranjeros, sitiaron las legaciones extranjeras y atacaron a los chinos cristianos.

Las potencias occidentales enviaron una expedición conjunta en auxilio de los que se encontraban sitiados en Pekín. Los soldados extranjeros saquearon la ciudad, los boxers fueron sometidos y China fue obligada a pagar una fuerte indemnización y a conceder a las naciones extranjeras mantener fuerzas armadas en Pekín y en Tientsin. En los tratados firmados entre China y los países extranjeros favorecieron en mucho a los últimos, pero los chinos, como nación, era respetada su integridad, abandonándose la idea de reparto.

El gobierno se dio cuenta de que China debía modernizarse para conservar su independencia y progresar; entonces se aprobaron muchas de las reformas propuestas por el emperador. Se establecieron escuelas oficiales que enseñaban inglés y otros estudios occidentales, así como los asuntos chinos; y muchos jóvenes fueron enviados a estudiar a América y Europa. Se intensificaron el comercio y la industria, otorgando más concesiones a los extranjeros y se prohibió el tráfico del opio.

Hubo grandes reformas en el aspecto administrativo del gobierno y así fue como China fue adquiriendo los elementos de la civilización occidental que la fueron llevando a estar a la altura de una nación moderna occidental; una revolución que estalló en 1911 suprimió la ancestral monarquía china y proclamó la república en 1912.


El despertar del Japón


Generalmente se cree que los antepasados del pueblo japonés fue un grupo étnico, al que ahora se le conoce como raza yamato, que gradualmente fue estableciendo su supremacía sobre los clanes y tribus guerreras durante los primeros tres o cuatro siglos de la Era Cristiana. Los jefes yamato son considerados generalmente como los antecesores de la familia imperial del Japón.

Hacia fines del siglo IV d.C., se estableció contacto entre Japón y los reinos de la Península de Corea. A través de Corea se introdujeron al país diversas artes, tales como el tejido, el trabajo del metal, la curtiduría de pieles y la construcción de embarcaciones, artes que habían alcanzado gran desarrollo en China bajo la dinastía Han. En esos primeros años Corea y China fueron las fuentes de donde Japón aprendió las artesanías y las artes, los conocimientos que fueron las bases sobre las cuales gradualmente construyó su propia cultura. Se adoptó la escritura china y aprendieron por medio de ella los rudimentos de la medicina, los secretos del calendario y la astronomía y el confucionismo. En el año de 538 llegó también a Japón el budismo, desde la India, pasando por China y Corea. El sistema chino de gobierno fue la pauta sobre la que los gobernantes basaron su propio sistema.

La primera capital permanente del país se estableció en Nara a principios del siglo VIII. En 794 se edificó una nueva capital en Kioto y fue la residencia imperial por casi mil años. Los contactos con China se interrumpieron hacia fines del siglo IX y la civilización japonesa comenzó a tomar características y formas especiales propias.

El emperador fue considerado hasta hace pocos años como descendiente de los dioses, jefe supremo del shintoísmo (religión del Japón), vivió recluido como una divinidad en la región de Yamato y en Kioto y sus alrededores. Símbolo viviente de su religión, no se mostraba jamás a sus súbditos ni a los extranjeros.

Su primer ministro o shogún, general en jefe representante de la aristocracia militar, era de hecho el verdadero mandatario del imperio .

En el siglo XII el shogún Yoritomo dio al país una organización feudal que duró por espacio de siete siglos.

En los siglos XIV, XV y XVI hubo frecuentes luchas entre los señores feudales, los cuales pretendían alcanzar el puesto de shogún, y el país cayó en la anarquía militar. Tokugawa Leyasu se impuso a los señores y fundó el shogunado Tokugawa que perduró desde el siglo XVII hasta 1868.

Los primeros europeos que llegaron a Japón fueron los comerciantes portugueses en 1542; pronto fueron seguidos por españoles y holandeses, y más tarde por los ingleses que llevaban sedas de China, especias de la india y armas de Europa. Misioneros jesuitas y de otras órdenes católicas iniciaron su propaganda religiosa convirtiendo a miles de japoneses. Por algún tiempo los misioneros cristianos fueron tratados muy bien en el Japón, pero después Toyotomi Hideyoshi, que ostentaba el poder supremo en el país, acabó por dictar una orden de expulsión contra los extranjeros. Sólo la Compañía de Indias Orientales, de Holanda, y los chinos pudieron comerciar con ellos en el puerto de Nagasaki. Solamente algunos japoneses disponían de un permiso oficial para comerciar con los chinos y los holandeses. Cualquiera otra persona que comprara artículos extranjeros era condenada a muerte. Una barrera casi infranqueable se levantó entre Japón y el mundo exterior.

El rápido desarrollo del Japón

El aislamiento del Japón terminó cuando el comodoro norteamericano Mateo C. Perry visitó este país en 1852, entrando a la bahía de Tokio con cuatro barcos. Regresó al año siguiente, y convenció a los japoneses para que firmaran un tratado de amistad con su país. A continuación, en el mismo año se firmaron tratados similares con Rusia, Gran Bretaña y los Países Bajos, y así, Japón se abrió nuevamente al comercio internacional. Estos tratados se cambiaron cuatro años más tarde por tratados comerciales, y se firmó un tratado similar con Francia.

El impacto de estos sucesos aumentó la presión de las corrientes políticas y sociales que estaban minando las bases de la estructura feudal. Durante una década hubo una gran agitación, hasta que, en 1867, se derrumbó totalmente el sistema feudal del shogunato de Tokugawa y, con la restauración del Meiji de 1868, se restableció la completa soberanía del emperador.

La época Meiji (1868-1912) representa uno de los períodos más notables en la historia del mundo. Bajo el emperador Meiji (su nombre era Mutsujito), el país se lanzó a lograr en sólo unas décadas lo que Occidente había tardado siglos en desarrollar: la creación de una nación moderna, con industrias modernas y un estilo moderno de sociedad.

En el primer año de su reinado el emperador Meiji trasladó la capital del imperio de Kioto a Edo, donde se había asentado el anterior gobierno feudal. La ciudad cambió su nombre por el de Tokio, que quiere decir “La capital de Oriente".

Se promulgó una constitución que establecía una monarquía constitucional. Se abolieron las antiguas clases en que se dividía la sociedad durante la época feudal. Todo el país se lanzó con energía y entusiasmo al estudio y a la adopción de la moderna civilización occidental. De acuerdo con los modelos occidentales, se creó un sistema de escuelas públicas modernas en todo el país y se establecieron universidades en Tokio y en Kioto. Muchos estudiantes japoneses salieron también al extranjero a estudiar en las universidades de Estados Unidos y de Europa.

La restauración Meiji fue como el reventar de una presa en la que se hubieran acumulado la energía y el dinamismo de muchos siglos. El ímpetu y la efervescencia causados por la repentina descarga de esta energía se hizo sentir en el extranjero.

Japón, antes de que finalizara el siglo XIX, empezó a desarrollar una política imperialista, como resultado de su población creciente, de su falta de terreno laborable, de la falta de materias primas para su industria y de la necesidad de mercados para sus productos.

Japón demostró su poder sobre China en 1894, en que obtuvo la posesión de Formosa, la isla de Pescadores y una esfera de influencia en Corea. Diez años más tarde, el país se vio envuelto en Ia guerra ruso-japonesa (1904-1905) en que Japón salió victorioso. Los japoneses ocuparon Corea, bloquearon Puerto Arturo e invadieron Manchuria obligando al ejército ruso a replegarse.

Los Estados Unidos trataron de intervenir por vía diplomática para impedir que el Japón se hiciera demasiado fuerte en el Pacífico.

En 1905, se reconoció a Corea como zona de influencia del Japón y también se le dio a Japón el derecho de arriendo de Puerto Arturo y su península. Además Rusia le cedió la mitad meridional de la isla de Sajalin. Manchuria, reintegrada a China, acabó por dividirse en dos zonas de influencia: la rusa y la japonesa.

En la primera década del siglo XX la flota comercial japonesa rivalizaba con las primeras potencias y traficaba con países de América, Australia, Asia y Europa. Varios tratados comerciales las aseguraban a los japoneses su vida económica.

El emperador Meiji, cuyo gobierno ayudara tan notablemente a la nación a través de las dinámicas décadas de su transformación, murió en 1912 antes de que estallara la Primera Guerra Mundial. Japón figuraba ya como una de las primeras potencias del mundo y participó en esa contienda como aliado de las potencias occidentales contra Alemania.

El imperialismo de los Estados Unidos


Con la fórmula de Monroe "América para los americanos" que impedía a las naciones de otros continentes realizar nuevas adquisiciones territoriales, en América, y a las colonias ya establecidas, cambiar de dueños, los potentes Estados Unidos de América adquirían Alaska, las islas Hawaii y Guam, en el Pacífico, y en la guerra Hispano-Americana, Filipinas y Puerto Rico; además de que ejercían una marcada influencia económica en otros países de América.

En 1898 estalló el conflicto decisivo entre Estados Unidos y España. La isla de Cuba había tratado de independizarse de la Madre Patria sin poder lograrlo. Los Estados Unidos censuraron a España por su política de represión en Cuba y acabaron por enviar buques de guerra a La Habana para resguardar los intereses de los cubanos. El acorazado norteamericano Maine se hundió frente al puerto, en 1898, debido a una explosión, los Estados Unidos hicieron responsable de esto a España y le ordenaron retirara sus tropas y reconociese la independencia de Cuba.

Desde luego España se negó a ello; pero fue vencida por los norteamericanos, mejor dotados de flota y armamento. El tratado de París puso fin a la contienda (10 de diciembre de 1898); España entregó a Estados Unidos Puerto Rico, las Filipinas, Ia isla de Guam, como ya se dijo antes, y reconoció la independencia de Cuba. Desde entonces los Estados Unidos tuvieron gran control en la Isla en todos los aspectos.

En Filipinas sus habitantes intentaron crear una república independiente en 1899, pero fueron vencidos y sometidos por los norteamericanos que lograron desde entonces gran predominio en el Océano Pacífico.

Los Estados Unidos, en 1903, fomentaron la separación de Panamá de Colombia para poder llevar a cabo el Canal de Panamá, en el Istmo del mismo nombre, con derecho a construir fortificaciones. El Océano Atlántico y el Océano Pacífico se comunicaron al realizarse esta gran empresa que fue inaugurada el 12 de julio de 1920. Desde el punto de vista comercial y militar el Canal es muy importante. Ha aportado beneficios incalculables para América Latina, así como también a los demás países de la tierra.


Resultados del imperialismo


El imperialismo ha tenido múltiples consecuencias o resultados en las relaciones internacionales y en el desarrollo económico y cultural de los pueblos; entre las más importantes están las siguientes:

1. Países como Inglaterra, Francia, Holanda, Rusia, Bélgica y otras naciones europeas, así como Japón y los Estados Unidos: extendieron su dominio económico y algunas veces político sobre otras regiones de la tierra que no eran su propio país.

2. En los lugares donde se ejerció dominio, es decir en las colonias, se incrementó el comercio con las naciones extranjeras y se explotaron en gran escala los recursos naturales de cada región; además, se propició la inversión de capitales en países coloniales. Los beneficios, como es de suponerse, eran siempre mayores para los capitalistas extranjeros que por lo general formaban parte de poderosas Compañías.

3. Algunos países imperialistas pusieron especial cuidado en mejorar la salud, la educación y el bienestar social de los pueblos coloniales, propiciando el progreso de muchos de ellos.

4. La vida de los continentes Asiático y Africano se vio modificada por los países de cultura avanzada; se introdujeron los adelantos técnicos en materia de transporte y de comunicación; otro tanto se vio afectada Europa por las culturas de pueblos de Asia y África.

5. Los conocimientos sobre geografía, ciencias biológicas, antropología, etnografía, etc., aumentaron considerablemente al explorarse y conocerse nuevas tierras sobre todo en el Continente Africano.

6. La intercomunicación entre los diversos pueblos y culturas favorecieron su acercamiento y el conocimiento de los diversos credos religiosos existentes en el mundo, despertándose el deseo de penetrar en los dogmas de otras religiones y a muchos les permitieron afirmar más el credo que profesaban.

7. Las ambiciones y rivalidades imperialistas han traído como resultado frecuentes y terribles guerras entre las grandes potencias por la posesión y explotación de las colonias, con las necesarias consecuencias de provocar la miseria y el odio entre los pueblos explotados.


Isidro Vizcaya Canales y Etelvina Torres Arceo. Historia Mundial Contemporánea 1871-1974. México. Secretaría de Educación Pública. 1983. pp. 22-30.

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